Nueva Derecha vs. Vieja Derecha
Capítulo 16: La cuestión de la Mujer en el Nacionalismo Blanco
Greg Johnson
English original here, see also French, Polish, Slovak
Capítulo 1 aquí, Capítulo 15 aquí, Capítulo 17 aquí
Es una pregunta recurrente: ¿por qué hay tan pocas mujeres en el movimiento Nacionalista Blanco?
Antes de aventurarme a analizar esta cuestión, debo decir unas palabras sobre lo que es el Nacionalismo Blanco. El Nacionalismo Blanco consiste en preservar la integridad biológica de la raza Blanca haciendo de la supervivencia y el florecimiento de nuestra raza la prioridad política número uno. Los Nacionalistas Blancos representan los intereses genéticos de todos los Blancos, hombres y mujeres, adultos y niños.
Pero preservar nuestra integridad biológica racial requiere algo más que vencer al multiculturalismo y al multirracialismo. También requiere la derrota del feminismo y la emasculación (infantilización masculina) y la restauración de los roles sexuales, que no sólo son tradicionales, sino también biológicos: los hombres como protectores y proveedores, las mujeres como criadoras.
Estos roles sexuales son normas, es decir, ideales. Siendo realistas, no todo hombre o mujer es capaz de actuar de acuerdo a ellos. (¡Esto es lo que los hace ideales!) Pero una sociedad Nacionalista Blanca necesita mantener estos ideales como normas, no obstante, porque, incluso en sociedades racialmente homogéneas como Japón, el feminismo y la infantilización masculina son causas de miseria social y personal y de tasas de natalidad por debajo del nivel de reemplazo, particularmente entre personas educadas e inteligentes que deberían estar reproduciéndose más, no menos.
Muchos hombres que realmente desean ser maridos y padres rehúyen el matrimonio porque todos los hombres conocen a algún otro hombre que ha sido fustigado emotiva y financieramente de forma salvaje por los prejuicios punitivos feministas, ahora codificados en las leyes que rigen el matrimonio, el divorcio y la custodia de los hijos. Los Nacionalistas Blancos cambiarán eso.
Muchas mujeres que realmente desean ser esposas y madres se sienten, sin embargo, obligadas a seguir primero una carrera profesional debido a la falta de hombres que desean asumir el rol de protector y proveedor. Quieren un príncipe azul, pero todo lo que ven son Peter Pans. Los Nacionalistas Blancos también cambiarán eso.
El restablecimiento de las normas sexuales tradicionales y biológicas afectará tanto a los hombres como a las mujeres. De hecho, será más duro para los hombres que para las mujeres. En una sociedad Nacionalista Blanca, a los hombres ya no se les permitirá prolongar su adolescencia hasta los treinta o cuarenta años. Se esperará de ellos que asuman responsabilidades de adulto tan pronto como puedan, y se les animará y capacitará para ello. Se convertirán en maridos y padres, proveedores y protectores de sus familias. El Nacionalismo Blanco exigirá que los hombres “se hagan hombres” para que las mujeres no tengan que hacerlo.
El Nacionalismo Blanco les promete a las mujeres una sociedad en la que estarán libres de temor a los depredadores marrones y negros que cometen la inmensa mayoría de las violaciones. Nadie impedirá que las mujeres que deseen mantenerse solteras y sin hijos se dediquen a sus carreras profesionales. Pero la abrumadora mayoría de mujeres que desean casarse y formar una familia serán capaces de encontrar maridos que puedan mantenerlas a ellas y a sus hijos en matrimonios estables y monógamos. Sean cuales sean sus ingresos, podrán vivir seguros en barrios Blancos y homogéneos. Independientemente de sus ingresos, podrán mandar a sus hijos a escuelas Blancas seguras y homogéneas. En una sociedad Nacionalista Blanca, ninguna madre tendrá temor a que sus hijos pierdan su sustento a causa de la “acción afirmativa”, la inmigración no-Blanca o la deslocalización laboral. En una sociedad Nacionalista Blanca, ninguna madre tendrá que temer que sus hijos mueran en el campo de batalla sirviendo a intereses de otras razas. En pocas palabras, el Nacionalismo Blanco tiene mucho que ofrecer a las mujeres.
Así que, nuevamente, ¿por qué hay tan pocas mujeres en el movimiento Nacionalista Blanco?
Mi respuesta es sencilla: la mayoría de las mujeres ven la política como una empresa mayoritariamente masculina. Y están en lo correcto. De ese modo, las mujeres están esperando que los hombres construyan un movimiento Nacionalista Blanco que promueva de forma creíble los intereses de nuestra raza. Cuando lo logremos, las mujeres vendrán, y ellas tienen un papel importante que desempeñar como creadoras naturales de redes, cuidadoras y seres multitareas.
Así pues, los Nacionalistas Blancos de sexo masculino necesitan enfocarse en primer lugar y antes que nada en hacer avanzar nuestra causa: construyendo comunidad y despertando conciencias, perfeccionando nuestro mensaje y desarrollando nuevas formas de comunicarlo, organizando la consecución de nuestros objetivos en el ámbito social y político. Si nos encargamos de esas cosas, la cuestión de la mujer se resolverá por sí sola.
En cuanto a las pocas mujeres que ya están en nuestra causa: eso es mérito suyo. Están a la vanguardia de su sexo, así como a la vanguardia de nuestra raza.
Lo último que debería hacer el movimiento es suavizar nuestro mensaje o comprometer la consecución de nuestros objetivos últimos para cortejar a las mujeres.
Antes que nada, hay que preguntarse: ¿es un problema la falta de mujeres en el movimiento? Sí, por supuesto, necesitamos todas las personas y recursos que podamos conseguir. Pero ¿es un problema, por su propia naturaleza, la existencia de grupos hegemónica o exclusivamente masculinos? Sí, por todos los medios, traigamos mujeres al movimiento. Pero ¿significa eso que todos los grupos tienen que estar abiertos a las mujeres o tener “paridad de género”? ¿Nuestra lucha contra la diversidad racial se ve reforzada por la diversidad sexual? ¿Somos feministas, pues? ¿Estamos construyendo un arcoíris? ¿Estamos locos?
El discurso, por lo demás excelente, de Michael Walker en la conferencia de 2008 de American Renaissance se vio empañado por su afirmación de que le gustaría ver un asiento sí y otro no ocupado por mujeres. Eso sería, por supuesto, un excelente consejo si fuéramos una sociedad de bailes de salón. Pero no fue hace tanto tiempo que la política era algo exclusivamente masculino. Los ejércitos y los cuerpos de policía y bomberos también eran exclusivamente masculinos. Cuando estas organizaciones eran exclusivamente masculinas, ¿eran menos capaces de velar por los intereses de las mujeres?
La verdad es que la diversidad sexual en un contexto organizativo, como la diversidad racial en todos los contextos, es a menudo una fuente de división, conflicto y debilidad ―especialmente si la organización está implicada en algo prototípicamente masculino como la lucha y sacrificarse por el bien común―. Por tanto, los departamentos de policía y de bomberos exclusivamente masculinos eran probablemente más eficaces a la hora de proteger los intereses de las mujeres que las fuerzas integradas de hoy.
Debemos preguntarnos si esto no es también cierto en el caso de algunas asociaciones Nacionalistas Blancas. ¿Y podrían algunos grupos Nacionalistas Blancos ser más efectivos si fueran exclusivamente femeninos? Véase, por ejemplo, la excelente reseña de Amanda Bradley sobre la obra de Glen Jeanssone Women on the Far Right, que versa en gran medida sobre organizaciones exclusivamente femeninas. Necesitamos muchos más grupos de este tipo.
Si la diversidad sexual es una fuente de debilidad para todos los demás movimientos políticos, ¿no deberían los Nacionalistas Blancos ―que no pueden permitirse desaprovechar ninguna ventaja― ser entusiastas de contar con organizaciones sexualmente homogéneas? Si nuestros enemigos se están lastrando al atarse a las mujeres en carreras de tres piernas, ¿por qué deberíamos estar ansiosos por adoptar sus desventajas en lugar de correr sin trabas hacia la línea de meta?
Yo estoy plenamente a favor del pluralismo. Los Nacionalistas Blancos necesitan reclutar toda la diversidad Blanca para llegar a toda la diversidad Blanca. Necesitamos que gente de todos los grupos y ámbitos de la vida adapten y comuniquen nuestro mensaje. Necesitamos toda una gama de organizaciones y estrategias diferentes. Algunas de esas organizaciones pueden ser exclusivamente masculinas. Otras pueden ser exclusivamente femeninas. Otras serán mixtas. Pero, a priori, no hay ninguna razón para pensar que algo va mal si un grupo Nacionalista Blanco o el movimiento en su conjunto no tiene una relación 50:50 de hombres y mujeres.
La principal razón por la que los hombres quieren más mujeres en las reuniones de Nacionalistas Blancos es que desean encontrar parejas ideológicamente compatibles. Pero, a medida que nuestra comunidad crezca, seremos capaces de separar los encuentros políticos de los puramente sociales, y algunas de esas organizaciones políticas podrían funcionar mejor estando sexualmente segregadas. (Toda sociedad normal tiende orgánicamente a tener por lo menos algunas organizaciones sexualmente segregadas.)
La comunidad Nacionalista Blanca es frecuentemente tildada de “misógina”. Muchos Nacionalistas Blancos temen tanto esa etiqueta hasta el punto de que censuran, evitan y traicionan a Nacionalistas Blancos acusados de misoginia. Debería ser obvio lo cobarde y despreciable que es esto.
El “odio” es la acusación habitual del enemigo. Incluso si ofreces las explicaciones más sobrias y científicas sobre las diferencias raciales, te tacharán de xenófobo. Oponte al multiculturalismo y serás un odiador de razas. Ofrece el mismo tipo de argumentos sobre las diferencias sexuales y te llamarán misógino. Oponte al feminismo y a la emasculación y serás un odiador de mujeres.
El enemigo controla los medios y el estatus social en esta sociedad. Por supuesto que va a usar duras palabras para estigmatizarnos. Y eso sólo para empezar. Pero si alguien es capaz de enfrentarse a la primera acusación, debería ser capaz de enfrentarse a la segunda. La incapacidad de hacerlo me parece señal de una escandalosa confusión intelectual y de debilidad moral. El poder Judío no será derribado por hombres que tengan terror a sus propias esposas.
Dicho esto, al igual que hay Nacionalistas Blancos xenófobos según cualquier definición razonable del término, hay también misóginos genuinos. No se encuentran en todas partes, pero tienen sus bastiones. No son la mayoría, pero constituyen una minoría lo bastante considerable y ruidosa como para que el movimiento en su conjunto haya sido calificado como misógino. (También hay exaltadas odiadoras de hombres, pero, como las mujeres en general, son pocas en número.)
Pero ¿por qué ese intenso odio mutuo entre los sexos? Ese odio no es natural ni sano. Es producto de un orden social enfermo.
Los Nacionalistas Blancos sostienen que el odio racial es el inevitable resultado del quebrantamiento de las fronteras raciales y de introducir la competencia racial dentro de los mismos ámbitos. La diversidad y la integración no son remedios para el odio racial, son causas del mismo.
El odio entre los sexos es también un producto del quebrantamiento de los roles sexuales naturales y tradicionales y de la introducción de una competencia dentro de los mismos ámbitos. El feminismo ha introducido las mujeres en los bastiones previamente masculinos, creando un enorme resentimiento entre los hombres. El feminismo y su corolario, la infantilización masculina, han causado conflictos y sufrimientos indecibles a ambos sexos. El feminismo, en el sistema jurídico, ha convertido en un infierno la vida de innumerables maridos y padres divorciados. El feminismo no es un remedio para la misoginia, es causa de la misma. Esto significa que una sociedad Nacionalista Blanca será el remedio para la misoginia, así como para el odio racial.
Entonces, ¿qué hacemos con los misóginos que haya en nuestras filas? Yo voto por que no hagamos nada. En los lugares apropiados, necesitamos dejar que se oigan sus voces, a pesar de su frecuente crudeza y excesos. Además, recuerda: mucho de lo que se estigmatiza como misoginia es simplemente “realismo sexual” saludable o el proyecto absolutamente necesario de restauración de los roles sexuales tradicionales/biológicos.
Los hombres Blancos son víctimas de un movimiento de tenazas. Somos victimizados como Blancos y como hombres. ¿Cómo puede nuestro movimiento reclamar alguna credibilidad moral y liderazgo si exigimos que se censure a hermanos raciales nuestros que a menudo sufren en extremo, ya sea por el feminismo o por una caballerosidad conservadora fuera de lugar?
Comprendo que este tipo de ambiente incomode a las mujeres vanguardistas, pero simplemente les pediría, como sacrificio personal por un bien mayor, que sean tolerantes y comprensivas. La comunicación honesta, incluso sobre asuntos desagradables, es uno de los distintivos de nuestro movimiento. Y cultivar este tipo de apertura es absolutamente necesario si queremos establecer una visión intelectualmente sólida de una sociedad Blanca y de un camino estratégica y tácticamente apropiado para obtenerla.
Una falsa explicación de por qué hay tan pocas mujeres en el movimiento es la presencia de hombres raros: cascarrabias, excéntricos, empollones, gente que ha estado encerrada en instituciones mentales, etc. Esto explicaría, por supuesto, la relativa ausencia de mujeres normales. Pero hay muchas mujeres raras por ahí. Y la razón de que no sean Nacionalistas Blancas es que están esperando a que sus homólogos masculinos raros hagan algún progreso antes de subirse a bordo. En eso, al menos, son perfectamente normales.
Savitri Devi dijo una vez que ella nunca podría amar a un hombre que la amara a ella más que a sus ideales. Lo que hace a un hombre digno de respeto es su capacidad de mirar por encima de sí mismo y de sus intereses personales para servir al bien común. Esto es lo que Julius Evola llamó la masculinidad uraniana. Las mejores mujeres respetan eso. Están en lo correcto al despreciar a los hombres que comprometen sus principios para cortejarlas.
El mismo principio es aplicable a nuestro movimiento. Las mujeres se harán partidarias fanáticas y devotas del Nacionalismo Blanco una vez que demostremos que somos realmente capaces de asegurar la existencia de nuestro pueblo y un futuro para los niños Blancos. Si descuidamos ese fin, suavizamos nuestro mensaje y dividimos nuestro campo con innecesarias cazas de brujas y señalamientos, todo en nombre de complacer a ignorantes y bobos, las mejores mujeres nos tendrán un bien merecido desprecio mientras escuchamos los cantos de sirenas que llevan a nuestra raza hacia su destrucción.
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