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La mejor forma de entender lo que es la metafísica, es entender lo que no es La metafísica no es una disciplina especializada; no es una indagación teórica o práctica que trata sobre un bloque específico de actos, o intenta cambiar el mundo en una forma específica. Cada tipo de hecho y cada tipo de actividad tiene una disciplina correlacionada a ella. No importa qué tipo de hechos nombres, no importa que tan triviales, hay chances de que alguien haya escrito una disertación doctoral sobre ello – o habrá de hacer una algún día.
Las ciencias y disciplinas especializas han divido al mundo entero en diversos dominios sobre los hechos y los han parcelados de forma alejada los unos a los otros. No importa que actividad nombres – desde atar cordones hasta comer algas o la recolección de hongos- hay probablemente algún especialista que está dispuesto a enseñarte cómo hacerlo, por un precio. Sólo busca en las páginas amarillas.
Los metafísicos, entonces, no pueden lidiar con los hechos, porque todos los hechos están tomados por las disciplinas especializadas. Los metafísicos no pueden cambiar el mundo, porque todas las actividades que pueden cambiar el mundo son tomadas por las disciplinas especializadas. Entonces, ¿si los metafísicos no lidian con los hechos y no cambian el mundo, qué lo hace? Como Heidegger lo pone en cuestión:
El todo de los seres es el campo del cual las ciencias positivas de la naturaleza, la historia y el espacio siempre aseguran su dominio sobre los objetos. Dirigidos directamente a los seres, estas ciencias en su totalidad se hacen cargo de explorar todo lo que es. Así que parece que no hay un espacio de investigación libre para la filosofía, aunque desde la antigüedad ha sido considerada la ciencia fundamental.[1]
La metafísica comienza tomando un paso atrás de la acción, desde intentos de cambiar el mundo. Es una actividad reflexiva y contemplativa que deja todo como es. También toman un paso atrás de las ciencias y disciplinas. Y al tomar este paso, nota que cada disciplina especializada, por ser especializada, tiene dos puntos ciegos. Estos no son meramente accidentales. Al contrario, ellas son esenciales a cualquier disciplina especializada como disciplina especializada. La atención de uno no puede estar en dos lugares al mismo tiempo. Por lo tanto, en orden de poder captar sus objetos específicos, ellas tienen que tener el ojo ciego al resto de las cosas. Específicamente, las disciplinas especializadas son ciegas a dos cosas: Primero, a cómo y dónde encaja el sujeto en un todo; y segundo como son ciegas a sus propias presunciones metodológicas y cognitivas.
Primero, debido a que cada disciplina especializada se enfoca en un sujeto delimitado, pasa por alto como su esfera de hechos se relaciona con otras esferas dentro de un todo. Por ejemplo, los biólogos, en tanto que son biólogos, tratan con las cosas vivas. Sin embargo, cuando alguien les pregunta cómo se relaciona la vida con la materia, y si la vida se puede reducir solamente a las interacciones materiales, esta no es una cuestión estrictamente biológica, porque no se puede responder con las herramientas de la biología solamente. Es una pregunta filosófica, es una pregunta sobre cómo dos esferas de la realidad – la materia y la vida- se relacionan entre sí en un todo.
En pocas palabras, las disciplinas tratan con partes del mundo. La metafísica trata con el todo. Trata de como las cosas – en el sentido más amplio posible del termino se – “mantienen unidas”. La metafísica trata de como todos los diferentes hechos – todos los reinos diferentes del ser- se relacionan entre ellas en un cuadro grande. Entonces la metafísica nos da una especie de mapa del todo, mostrando como las partes se relacionan entre ellas dentro de él. Y debido a que ningún mapa es útil sin la señalización “Ud. se encuentra aquí” que permite orientarlo a uno en relación a él, la metafísica se interesa especialmente en el lugar del hombre en el cosmos.
El segundo punto ciego concierne como ellas saben y van sobre el estudio de sus sujetos particulares. Debido a que cada ciencia está ocupada mirando los hechos, mirándolos a través y por lo tanto pasando de alto las presunciones metodológicas y facultades cognitivas que hacen su conocimiento posible. Por ejemplo, muchas ciencias utilizan la razón como herramienta. La usan para mirar al mundo, pero no la usan para mirar a la lógica misma y preguntar sobre su naturaleza y justificación. Esta también es la tarea de la metafísica.
La metafísica toma un paso hacia atrás de lo que se nos hace presente en el mundo y pregunta sobre el cómo se presenta. No trata con objetos particulares presentes en ciencias particulares. Sino de cómo los objetos son presentados al conocedor humano.
La metafísica trata con la presencia de los objetos, y no los objetos que están presentes. Busca desapegar la presencia de lo que es presente. Trata de la presencia como tal, y trata de articular su estructura –por ejemplo, en el caso de Aristóteles en términos de su tabla de categorías y términos del principio de no- contradicción y otras leyes de la lógica.
Y, debido a que la presencia es siempre presencia a un conocedor, la metafísica trata con el ser humano en tanto que conoce. Entonces, nuevamente, la naturaleza humana es un tema central de la metafísica.
La pregunta central de la metafísica es la conocida pregunta “ontológica”, la pregunta del “Ser como Ser”, la cual Aristóteles, en su Metafísica (el primer libro en llevar tal nombre), la describe de forma siguiente.
La pregunta que siempre ha sido preguntada y todavía se pregunta hoy, la eterna duda, es “¿Qué es el Ser? (ti to on)”, eso es, “¿Qué es la sustancia? (ousia) (1028b)
En Griego, la cuestión del Ser es “ti to on”. “On” es Ser. Así que la ciencia del Ser es la “ontología”. La ontología es la rama central de la metafísica. Aristóteles arriba a la cuestión del Ser como Ser al notar que el mundo entero de hechos ha sido parcelado entre las disciplinas especializadas y parciales.
Como lo pone Aristóteles, las ciencias tratan con reinos delimitados y modos del ser – ser pescado, ser rana, ser físico y ser químico, ser social y ser psicológico, etc.- pero ninguno de ellos tratan simplemente del Ser como tal, abstraído de todas las formas diferentes y concretas del ser.
El tema de la ontología es el Ser como tal, simplemente el Ser como Ser. Pregunta la cuestión “¿Qué es ser – ser de cualquier forma?”
Es el Ser que yace oculto en los puntos ciegos de las ciencias. Es ontología que desconecta nuestra atención de los objetos y las prácticas que absorben las disciplinas especializadas y las nociones diarias. Es la ontología la que abre nuestros ojos a su oculto trasfondo.
La ontología desenchufa nuestra atención de las partes y nos conduce hacia el todo.
La ontología desenchufa nuestra atención de los seres que son presentes y nos conduce hacia la presencia como tal.
La ontología nos desenchufa de ser absorbidos en los seres, y nos dirige hacia: Ser.
Fenomenología y Ontología
Ahora, a esta altura, deberías estar preguntándote, “¿Cuál es la diferencia entre fenomenología y ontología?” Fenomenología, después de todo, trata de cómo los seres se nos aparecen. Trata de como la presencia/ausencia juega a través de los seres que se vuelven presentes. La ontología trata con la presencia de los seres y sus estructuras básicas.
La fenomenología toma un paso atrás de la parcialidad y la ceguera de las disciplinas especializadas y nos pregunta cómo ellas y sus diferentes dominios entran en un todo, como las cosas se entrelazan. Y la ontología tomo un paso hacia atrás de la parcialidad y la ceguera de las disciplinas especializadas y se pregunta cómo ellas y en sus diferentes esferas se encajan entre sí, como entran en el gran cuadro.
La fenomenología le da al hombre un lugar central dentro del todo, puesto que es al hombre a quién se le aparece el mundo. Y la ontología le da al hombre un lugar central dentro del todo, puesto que de todos los seres en el mundo, sólo el hombre se pregunta la cuestión del Ser. Es el hombre quien nota los diferentes tipos de seres en el mundo y los divide del todo en partes. Es el hombre quien se pregunta cómo las partes se ensamblan en un todo mayor. Y si la ontología trata con la presencia de los seres, entonces debe tratar del hombre, puesto que es el hombre a quién se le hacen presentes los seres.
Entonces, de nuevo: ¿Cuál es la diferencia entre fenomenología y ontología?
Esta pregunta también es la pregunta de Heidegger. Y su respuesta es: No hay diferencia entre ellas, si las entendemos apropiadamente. Heidegger afirma que la fenomenología está implícita en la ontología desde su principio. Él escribe:
Ya en los principios algo asombroso viene a la luz. La filosofía busca elucidar el Ser por la reflexión en el pensamiento de los seres (Parménides). La revelación de las Ideas de Platón toma sus modales de la conversación del alma (logos) con sí misma. Las categorías aristotélicas originan a la vista del conocimiento racional. Descartes explícitamente encontró primero la filosofía en el res congitas (sustancia pensante) La problemática trascendental kantiana se mueve en el campo de la conciencia. Ahora, en este cambio de la visión sobre el ser a la consciencia, ¿es algo accidental, o es finalmente demandado por el carácter específico de aquello que ha sido siempre buscado bajo el título de “Ser” como el campo de problemas filosóficos?[2]
La tesis de Heidegger es que el fenómeno que Platón y Aristóteles llamaron “Ser” es el mismo fenómeno que los filósofos posteriores llegaron a llamar “conciencia”. Es el fenómeno que Heidegger llama “presencia” o la interrelación de presencia y ausencia, el cual es el tema de la fenomenología. En la introducción de Ser y Tiempo Heidegger afirma – primero elípticamente y luego de forma directa – la identidad del Ser y la presencia, de la ontología y la fenomenología. Él dice:
¿Qué es lo que la fenomenología debe “dejar ver”? ¿Qué es el ‘fenómeno’ en un sentido distintivo? ¿Qué es aquello que por su misma esencia se vuelve tema necesario cuando indicamos algo explícitamente?
Esto es: ¿Cuál es el fenómeno estudiado por la fenomenología?
Manifiestamente es algo que no se muestra a sí misma en primer lugar y luego en mayor parte, algo que está oculto, en contraste con aquello que en primera instancia y en mayor parte se muestra a sí mismo.
Esto es: el fenómeno estudiado por la fenomenología no es aparente; está mayoritariamente oculto o escondido. En contraste, las cosas que son aparentes conforman el mundo a nuestro alrededor.
Pero al mismo tiempo (este algo oculto) es algo que esencialmente pertenece a aquello que en primer lugar y mayoritariamente se muestra a sí mismo, efectivamente ne tal forma que constituye su sentido y suelo (Sinn und Grund).
Esto es: El fenómeno estudiado por la fenomenología puede estar oculto, pero está esencialmente conectado con aquellas cosas que no lo están: las cosas que llena el mundo a nuestro alrededor. El fenómeno que estudia la fenomenología es el “sentido” y el “suelo” de las cosas del mundo que nos rodea. Por “sentido y suelo”, Heidegger quiere decir que el fenómeno estudiado por la fenomenología es aquello que hace posible que las cosas de este mundo se hagan presentes al conocedor humano.
Heidegger luego revela que el Ser es el fenómeno estudiado por la fenomenología:
Aquello que se mantiene oculto en un sentido excepcional, o aquello que se retrae y se cubre nuevamente, o se muestra sólo de forma distorsionada, no es este o aquel ser sino más bien, como hemos mostrado en nuestras observaciones, el Ser de los seres.
Para Heidegger, el Ser de los seres es aquello que permite a los seres presentarse a un conocedor.
Metafóricamente, el Ser de los seres es la “luz” en la cual los seres se muestran a los conocedores.
El Ser es el proceso por el cual los seres son revelados o hechos manifiestos a nosotros.
El Ser es la presencia de los seres, la presencia/ausencia que se relaciona a través de los seres que son dados.
Y, si el Ser es aquello que permite a los seres mostrarse, y si la fenomenología es el estudio de la forma en el cual los seres se manifiestan, entonces El Ser es el objeto de la fenomenología.
Si la ontología y la fenomenología estudian el Ser, entonces son ambas dos palabras para la misma cosa: el estudio del Ser.
Heidegger escribe:
La fenomenología es la forma de acceder, y la forma demostrativamente determinante, la cual se volverá el tema de la ontología. La ontología sólo es posible como fenomenología. El concepto fenomenológico del fenómeno, como mostrándose a sí mismo, quiere decir el Ser de los seres…
Entonces, hemos cubierto que es la fenomenología y que es la metafísica – u ontología. La fenomenología lidia con la presencia de los seres. La ontología lidia con el Ser. También hemos visto que Heidegger identifica al Ser con la presencia de los seres a través del juego y la interrelación de presencia y ausencia. Él identifica la fenomenología y la ontología. Ahora es tiempo de dejar en claro algunos términos claves de Heidegger.
Diferencia ontológica
Es un concepto clave del pensamiento de Heidegger. Es la diferencia entre Ser y seres. Somos seres; las cosas del mundo alrededor nuestro son seres. Pero el Ser en sí mismo no es otro ser. No es un ser en el mundo. No importa donde vayamos, no vamos a encontrar un ser particular que también sea el Ser en sí mismo.
Tampoco es el Ser un super-ser fuera del mundo. Ser no es Dios, ya que Dios es un ser particular.
Traducido en el lenguaje de la presencia y de la ausencia, esta diferencia es entre la presencia y lo que es presente, entre la ausencia y lo que está ausente. La diferencia entre un ser y su presencia y ausencia puede ser apreciada a través del hecho que el ser se mantiene igual, ya esté presente o ausente; entonces no puede ser identificado con ninguno de los dos. El Ser es la presencia/ausencia de aquello que está presente/ausente. Presencia/ausencia es siempre esto, pero no puede ser reducida a aquello que está presente/ausente. Presencia/ausencia es diferente de, pero inextricablemente atada a, aquello que está presente/ausente.[3]
La Metafísica de la Presencia
La tesis central de Ser y tiempo es que a través de la historia de la ontología, el entendimiento del Ser es determinado por el entendimiento particular del tiempo. La tarea de Heidegger es
… interpretar la base misma de la ontología antigua a la luz del problema de la Temporalidad. Aquí se volvió evidente que la antigua interpretación del Ser de los seres es aquello que está orientado hacia el “mundo” o naturaleza en el sentido más amplio y que efectivamente gana su entendimiento de Ser desde el “tiempo”. La evidencia hacia afuera de esto-pero por supuesto solamente hacia adentro- es la determinación del significado del Ser como parousia u ousia, que quiere decir “presencia” ontológica y temporal. Los seres son comprendidos como su Ser como “presencia”; es decir, son entendidos respecto a un modo definitivo de tiempo, el presente.
Esta interpretación del Ser en términos de presencia no está confinada a los antiguos solamente. Es la interpretación subyacente del Ser a lo largo de toda la tradición ontológica. Derrida, siguiendo a Heidegger, llamó esta interpretación del Ser la metafísica de la presencia. La “presencia” en esta metafísica tiene tres dimensiones. Primero, es temporal, el presente en oposición al pasado y al futuro. Segundo, es especial, en oposición a la ausencia. Tercero, es cognoscible, presencia a un conocedor. La metafísica de la presencia define el Ser como aquello que es (espacial y cognoscible) presente a un conocedor (temporal) presente.
La metafísica de la presencia es un error, simplemente porque es una forma de reduccionismo. Nuevamente, para Heidegger, el Ser es la presentación de los seres a un conocedor a través de la interrelación de presencia y ausencia. Es más, Heidegger sostiene que este proceso es temporalmente dinámico. Hacemos a los seres presentes a la luz de nuestros proyectos del futuro, que están basados en nuestro pasado. El mismo mundo se ve diferente cuando corremos o tenemos una pesada tarea o cuando no tenemos asuntos que nos apuren y mucho tiempo en nuestras manos. Así que la forma en la cual las cosas se nos aparecen en el presente son determinados por nuestras expectativas del futuro, y nuestras expectativas del futuro son determinadas en gran parte por aquello que ha sucedido en el pasado.
La metafísica de la presencia busca eliminar esta dimensión dinámica temporal del Ser, concibiendo al ser como permanente, inmutable presencia o sustancia. La metafísica de la presencia también excluye la dimensión de la ausencia del Ser. Pero este es un error, porque tiempo y ausencia son aspectos reales del Ser, entonces una buena explicación del Ser tiene que tenerlas en cuenta, no dejarlas de lado.
Desmantelamiento o “Deconstrucción”
En la sección 6 del segundo capítulo de la introducción a Ser y Tiempo, Heidegger afirma que la metafísica de la presencia es revelada por lo que él llama Destruktion de la historia de la ontología. Lo traducen generalmente por Desestructuración pero el término más común es “deconstrucción”, otra palabra asociada con Derrida. Heidegger con esta palabra quiere significa la tarea de desarmar la metafísica ladrido por ladrillo y trabajar su camino hacia las fundaciones de la metafísica occidental en la experiencia viva de los filósofos griegos.
La deconstrucción no quiere decir destrucción. No es un intento de destruir la metafísica al polvo y empezar nuevamente. En lugar, es el intento de recuperar las experiencias motivacionales originales que iniciaron la metafísica originalmente. Específicamente, trata de recuperar el dinamismo temporal y los aspectos ausentes del Ser y trata de entender porque fueron luego pasados por arriba.
Dasein
La pregunta que la mayoría de ustedes se ha planteado. ¿Quién es el sujeto Dasein? La respuesta es: tú eres Dasein. Heidegger interpreta el Ser cómo la manifestación de los seres a un conocedor. Dasein es el conocedor a quién se le hacen manifiestos los seres. Dasein es aquel a quien los seres son presentes.
¿Por qué utiliza esta palabra? ¿por qué no utilizar simplemente “conocedor”, “sujeto” o “ser humano”? Dasein es la palabra alemana para existencia, para allídad concreta. Heidegger, sin embargo, ve al Dasein como compuesto de otras dos palabras alemanas. Da y Sein queriendo decir tanto aquí y allí. Quiere decir el lugar de algo. Sein es la palabra alemana que traducimos por “Ser” con una gran “B”.
Juntándolas, Heidegger utiliza la palabra Dasein para decir el lugar del Ser. Dasein, como aquel a quién se le aparecen los seres, es el lugar de su aparición. Esta posición es Ser. Así que Dasein es el lugar del Ser. Si estás buscando por el Ser, entonces busca el Dasein, puesto que Dasein es donde el Ser se halla.
Ser y Cultura
Quiero concluir diciendo algunas palabras sobre la relación de Ser y Cultura. Heidegger sostiene que el Ser es la relación de la presencia y la ausencia a través de la cual los seres se manifiestan al conocedor, Dasein. El elemento de presencia en el Ser consiste simplemente de cualquier forma de percatación directa. El elemento de ausencia es cualquier comercio cognitivo con los seres en su ausencia.
Ahora, Heidegger sostuvo que nuestra capacidad de lidiar con los seres en su ausencia está basada en las facultades de la memoria y la imaginación, en el lenguaje y en varias prácticas y actitudes significativas que hacen a la cultura. Nuestras arraigadas actitudes y prácticas culturales son un elemento absolutamente crucial en nuestra experiencia del mundo.
Una de las primeras cosas que uno nota sobre una cultura diferente son sus actitudes respecto al tiempo y al espacio. Todas las sociedades humanas tienen un sentido apropiado del espacio personal que cada persona ocupa y no puede ser transgredida sin algún tipo de violación a la propiedad. Todas las culturas también tienen sus propias perspectivas características del tiempo. Culturas con concepciones cíclicas del tiempo tienden a ser extremadamente conservadoras y también muy arraigadas con la naturaleza. Tales culturas son menos probables de considerar el cambio como progreso y más probables de considerarlo como degeneración y excentricidad. Culturas con concepciones del tiempo lineal se encuentran más cómodas con el cambio y confiados en describirlo como progreso en lugar de degeneración o excentricidad. Algunas culturas toman las cosas a un paso más cómodo que otras.
Estas diferencias permiten al mundo mostrarse de formas diferentes. Por lo tanto, cuando tomamos una cultura como un todo –mirando tanto a sus prácticas y actitudes características como a las diferentes formas que ellos permiten el mundo manifestarse a nosotros- es perfectamente legítimo identificar el Ser y la cultura, y diferentes culturas con diferentes formas de Ser.
Hay un importante punto a tener en cuenta si vamos a entender la conexión entre metafísica y nihilismo, pues el nihilismo es una forma de cultura o anti-cultura. El nihilismo, por lo tanto, es un modo de Ser, una forma de Ser. Y, si la metafísica estudia el Ser, entonces la metafísica estudia el nihilismo.
Y, si uno desea entender como la forma nihilista del Ser ha llegado y como puede ser superada, entonces uno debe entender como los diferentes modos del ser van y vienen. Esta es la pregunta definitiva de Heidegger: ¿Qué nos da diferentes modos históricos de Ser, y que los quita? ¿Cómo llegó el nihilismo, y como puede ser superado?
Notas
1. Martin Heidegger, “The Idea of Phenomenology,” traducción de Thomas J. Sheehan, Listening 13 (1977): 111-17, 111.
2. Heidegger, “The Idea of Phenomenology,” 111.
3. Para adoptar el estilo enloquecedoramente denso pero claro y riguroso de Thomas Prufer, “Husserl, Heidegger, Early and Late, and Aquinas” in his Recapitulations: Essays in Philosophy (Washington, D.C.: The Catholic University of American Press, 1993).
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1 comment
Excelente articulo, con tanta documentación y citas te pone a pensar bastante y a meditar sobre el mundo tal cual lo vemos y sentimos, si vivimos con tanta dualidad y separaciones como podemos volver a “Ser”
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