Nueva Derecha vs. Vieja Derecha, Capítulo 21: Aprendiendo de la Izquierda Dedicación y Liderazgo, de Douglas Hyde

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El Nacionalismo Blanco está a día de hoy confinado en gran medida a la derecha política, esto es, a la gente que lleva derrota tras derrota desde Stalingrado. Los derechistas europeos tienen, por supuesto, mucha sabiduría práctica que impartir, aun cuando al final hayan fracasado.

Pero los derechistas estadounidenses no han logrado siquiera aprender de los perdedores, y mucho menos se han interesado en aprender de los ganadores: la izquierda, la cual ha establecido ahora una hegemonía ideológica en todo el espectro político, definiendo a los Limbaugh y a los libertarios de la oposición “respetable” (es decir, ineficaz), con la misma seguridad que a los progres heterodoxos.

Para aquellos derechistas que quieran aprender de los triunfadores, el libro Dedicación y Liderazgo, de Douglas Hyde, es un buen punto de partida.[1] [8] Hyde fue un veterano comunista con 20 años de activismo a sus espaldas, que trabajó como editor de noticias del periódico comunista londinense Daily Worker, hasta 1948, año en que renunció, abandonó el comunismo y anunció su conversión al catolicismo.

Aunque Hyde rechazó los ideales y objetivos del comunismo, pensó que las técnicas organizativas altamente eficaces del partido debían ser emuladas por aquéllos que desean cambiar el mundo para mejor. Dedicación y Liderazgo son 150 páginas que destilan sus experiencias y puntos de vista.

El comunismo ha matado a más de 100 millones de personas en todo el mundo y sigue acumulando víctimas. Por eso es difícil pensar en el comunismo como algo que no sea el mal. Pero incluso el mal es un logro, y el mal prodigioso es un logro prodigioso.

¿Cómo llegaron a conseguir tanto las minorías comunistas? Porque trabajaron más duro y más inteligentemente que sus oponentes. Fueron especialmente eficaces en movilizar a la gente a través de importantes cualidades morales: idealismo, dedicación y abnegación. (Uno tiende a sentirse legitimado para matar por causas por las que uno mismo está dispuesto a morir.)

El hecho de que canalizaran estas cualidades morales hacia fines perversos no las hace menos loables.

¿Cómo encontrar e instigar el idealismo, la dedicación y la abnegación? Hyde aconseja lo siguiente.

Primero, recluta a personas que ya sean idealistas

Los jóvenes tienden a ser idealistas, así que hay que centrar esfuerzos especiales en reclutarlos.

Segundo, si quieres obtener mucho de la gente, exige mucho de ella

Los comunistas inspiraron tremendos esfuerzos simplemente porque los pidieron. A los comunistas se les enseñó a no preguntar qué puede hacer el partido por ellos, sino qué pueden hacer ellos por el partido. El Cuerpo de Marines de EE.UU. no tiene escasez de reclutas, por la misma razón: su propaganda de reclutamiento hace énfasis en el sacrificio y la disciplina, no en las ventajas de ser miembro.

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Me impresionó especialmente un ejemplo de dedicación y abnegación que era habitual entre los círculos comunistas. Hyde y sus compañeros de partido tomaban ocho catorceavos de sus ingresos ―más del 50%― y lo donaban al partido. Hacían esto cada día de pago, no sólo en ocasiones especiales.

¿Cuántos Nacionalistas Blancos están dispuestos a donar cualquier porcentaje de su sueldo a la causa que ellos afirman sagrada?

Hay legiones de Judíos y Negros profesionales. Pero hay menos de 10 Nacionalistas Blancos a tiempo completo en todo Estados Unidos, y la mayoría de ellos gana tan poco con la causa que sería inconcebible que pudieran donar parte alguna. La pobreza es su sacrificio.

No es que falte el dinero. Hay Nacionalistas Blancos cuya fortuna asciende no sólo a decenas, sino a cientos de millones de dólares. Falta algo más: las cualidades de carácter que dan lugar a un idealismo, una dedicación y un sacrificio reales y efectivos.

La verdad está de nuestro lado. Pero la verdad no es suficiente para vencer si permanece encerrada en nuestros corazones y en nuestras cabezas, sin consecuencias en el mundo real. Cuando el primer Nacionalista Blanco se deje 8/14 de sus ingresos en asegurar la existencia de nuestra gente y un futuro para los niños Blancos, creeré que vamos hacia la victoria.

Pero además de pedir 8/14 de los ingresos del trabajador, el comunismo pedía el 100% de cada miembro, entregarse en cuerpo y alma. Y lo obtuvieron.

Sí, exigir una dedicación heroica hizo que algunos dudaran antes de unirse al partido, pero cuando lo hacían, estaban dispuestos a darlo todo. Eso también mantenía alejados a los simpatizantes tibios y a los compañeros de viaje. Pero el partido seguía teniendo formas de utilizar también el talento y los recursos de aquéllos que no estaban preparados o no podían dar el paso.

Tercero, apunta alto

Si uno va a pedirlo todo, debe tener buenas razones. Los comunistas pedían a sus activistas que lo diesen todo porque tenían todo un mundo que ganar. Los objetivos grandiosos sólo son un problema si no hay nada concreto que uno pueda hacer, aquí y ahora, para realizarlos. Pero, si uno puede forjar esa conexión, entonces hasta el trabajo más humilde y monótono toma un significado profundo y elevado.

Una vez pregunté al público de una conferencia sobre organización comunitaria Blanca los motivos por los que estaban allí presentes. Hubo muchas respuestas: conocer gente nueva, establecer contactos, ver a viejos amigos, incluso aprender sobre organización comunitaria Blanca. Todas ellas eran razones suficientes para que la gente acudiera.

Pero yo les ofrecí una razón mejor: salvar el mundo. No nos equivoquemos, los Nacionalistas Blancos no sólo estamos luchando para salvar a la raza Blanca, ya que el bienestar del mundo entero depende de nuestro triunfo. Si perecemos, las otras razas se reproducirán alocadamente y expoliarán el planeta sin freno alguno, y el único lugar del universo en el que sabemos que hay vida terminará siendo nada más que ceniza calcinada en la inmensidad del Espacio.

Así que la próxima vez que asistas a una reunión de Nacionalistas Blancos, recuérdate a ti mismo que estás salvando el mundo. Eso hará que el viaje sea un poco más fácil y el aparcamiento menos molesto.

Los comunistas se dieron cuenta de que exigir una dedicación heroica a una causa superior no agota a la gente, sino que le infunde energía. No vacía su personalidad, sino que la profundiza. Aquéllos que viven para sí mismos tienen vidas menos trascendentes que aquéllos que se dedican a una causa superior.

Cuarto, sé el mejor

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Los comunistas han mostrado que no hay contradicción entre ser un buen comunista y ser bueno en otros aspectos de la vida. Lo mismo debería ser cierto para los Nacionalistas Blancos. Si vas a ser un buen Nacionalista Blanco, también has de ser un buen estudiante, trabajador, jefe, artista, esposa, padre o vecino.

Uno es más creíble y efectivo como defensor del Nacionalismo Blanco si está bien considerado en otras esferas de la vida. Los comunistas entendieron que las relaciones personales con individuos ejemplares eran más importantes que la ideología a la hora de atraer gente nueva a la causa.

Además, si uno se encuentra con que sus compromisos políticos están interfiriendo con su excelencia en otras facetas de la vida, entonces hace falta reducirlos y recuperar el equilibrio. Esto evita que los activistas se quemen, y favorece que permanezcan en la lucha.

Quinto, el activismo es esencial

A la mayoría de los individuos que ingresaban en el Partido Comunista se les pedía inmediatamente que participaran en alguna forma de activismo público. (Algunos, teniendo importantes conexiones sociales, eran entrenados como agentes secretos comunistas.)

El activismo público era anterior a la instrucción ideológica. Al actuar públicamente como comunista, uno hace que su compromiso sea abierto e irreversible. Al actuar antes de recibir instrucción ideológica, uno aprende de una forma muy personal, y a veces dolorosa, la necesidad de dicha instrucción. Un activismo así también ayuda a ahuyentar a las personas que carecen de coraje moral y físico antes de invertir nada en adoctrinarlas.

El activismo tiene una doble intención: cambiar el mundo y cambiar a los activistas. Dado que el partido debe actuar hasta que el mundo cambie, debe organizarse para un activismo perpetuo. Las campañas deben diseñarse para: 1) demostrar que el partido se preocupa por su electorado, 2) agudizar los conflictos entre el Sistema y el electorado del partido, y 3) forjar el carácter, las habilidades y la camaradería entre los activistas.

Hyde ilustra éste y otros muchos puntos con vívidas anécdotas. Su análisis de las técnicas de adoctrinamiento de los cuadros comunistas merece un artículo por sí solo. No he leído muchos libros que contengan tanto material para reflexión en tan pocas páginas.

Algunos Nacionalistas Blancos podrían considerar que Dedicación y Liderazgo es una lectura deprimente, ya que pone de relieve el estado verdaderamente primitivo, patético y poco serio del movimiento hoy en día. Pero ésa es la forma equivocada de enfocarlo.

No hace falta leer a Douglas Hyde para darse cuenta de que el Nacionalismo Blanco en EE.UU. está lleno de chiflados, perdedores y diletantes. Se necesita a Hyde y a autores como él si uno se toma en serio la creación de un movimiento que pueda ganar.

Nota

[1] [13] Douglas Hyde, Dedication and Leadership (South Bend, Ind.: University of Notre Dame Press, 1966).