9 de noviembre de 2016

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El 8 de noviembre de 2016, EEUU llegó a la encrucijada del camino: gira a la Izquierda, y EEUU será un país mayoritariamente no blanco, con todo lo que eso implica – gira a la Derecha, y quizás EEUU pueda ser salvada al frenar el reemplazo demográfico de la comunidad blanca. Todo lo que necesitábamos era un Republicano que tuviera la visión sobre el problema, el coraje para hacer algo sobre ello, y la habilidad política para llegar a la Casa Blanca. En pocas palabras, necesitábamos un milagro. Sólo dios podía salvarnos. O un Emperador Dios.

Fue un momento de decisión hace tiempo prevista por conservadores de profunda visión, desde Peter Brimelow y Patrick Buchanan hasta Wilmot Robertson hasta ir hacia atrás como Lothrop Stoddard y Madison Grant.

Los Demócratas han estado trabajando por más de 50 años en crear una mayoría democrática permanente al promover la inmigración no-blanca del Tercer Mundo. Esta es una buena estrategia, basada en las permanentes preferencias electivas de los no-blancos. Por ejemplo, los negros en EEUU rutinariamente dan más del 90% de sus votos a los Demócratas. Los hispánicos rutinariamente dan más del 80% de sus votos a los Demócratas.

Esto quiere decir que a medida que las poblaciones no-blancas crezcan, los Republicanos serán cada vez menos competitivos. Ya ni siquiera se están molestando en correr candidatos en los distritos mayoritariamente no-blancos en California y en otros lados de país. Si esta transición demográfica continúa, eventualmente será imposible que un Republicano sea electo presidente.

Esto sería la sentencia de muerte para todo lo que los conservadores consideran preciado. Imaginen, por ejemplo, que el destino de la Segunda Enmienda en una Corte Suprema de Justicia seleccionada por la administración democrática.

Pero los Republicanos mainstream siempre han estado negados. “Ese día nunca llegará”, decían durante décadas. Luego, en los 90’s, cambiaron su discurso a, “No hay nada que podamos hacer, excepto acercarnos a los no-blancos”. El denominador común en ambas posiciones es la inacción.

Los Republicanos han evadido el problema por miedo a ser llamados “racistas” o activamente han participado con los Demócratas en orden de socavar los sueldos y reproducir el modelo económico de bajo-sueldo y baja tecnología en EEUU. El soborno, el chantaje, y la traición no puede ser dejada de lado tampoco.

Trump era nuestra última oportunidad de frenar a los Demócratas de elegir un nuevo pueblo. Si Hillary Clinton asumía, ella le hubiera dado amnistía a decenas de millones de inmigrantes ilegales, abriendo las puertas de la inundación tercermundista aún más, e hizo imposible preservar la mayoría blanca de los EEUU, así como también las instituciones políticas, el sistema económico y la cultura creada por los euro-estadounidenses. Entonces, los Nacionalistas Blancos tendrían que haber ido por el Plan B: creando etno-estados separados rompiendo los EEUU.

Trump representa exactamente lo que el pueblo EEUU quería, un gobierno que combina valores de centro-derecha y realismo político, un estado de bienestar de centro-izquierda, una política exterior realista y no-intervencionista, y una voluntad de intervenir la economía para preservar a la clase media, y un compromiso al patriotismo y a la grandeza nacional.

Los Republicanos y Demócratas han tenido un arreglo de caballeros de nunca ofrecernos lo que queremos.  Todo lo que se nos ha dado es otra increyentemente porción de globalismo elitista, elaborado con chapeado decorado con unas pequeñas pizcas de populismo.

Esos días han finalizado. Trump ha permanentemente re-alineado la política del os EEUU. Por lo tanto, la decisión será entre nacionalismo/populismo y globalismo/elitismo. Trump no olvidará la traición del establishment republicano y la inteligentsia conservadora (tal como es). Habrá una nueva oleada de nacionalismos-populistas surgiendo detrás de él para reemplazarlos. Su tiempo se ha acabado.

No debería sorprender que el discurso tras el conocimiento de la victoria marcó un giro hacia el Centro. Nuevamente, él no es un extremista de Derecha cómo sus enemigos dicen. Y la Derecha Alternativa no es la fuerza poderosa que han dibujado los cornudo-servadores y demócratas bebedores de Kool-Aid- La Derecha Alternativa no va a estar montando la cola de Trump en posiciones de poder político, y él nos limpiaría si tan sólo lo intentáramos. Tan sólo miren como David Duke pagó el costo en Louisiana.

Bajo la administración Trump, el rol de la Derecha Alternativa es ser la leal oposición. Entendemos el verdadero significado de esta elección, quizás más que Trump mismo. Esta es la revuelta de los blancos contra el Armagedón demográfico.

Pero, en cuatro años, muchos blancos que eligieron a Trump estarán muertos, y muchos hijos de los no-blancos que votaron contra él cumplirán 18 años. Eso quiere decir que Trump debe tomar acciones inmediatas- No podemos esperar a construir el muro. En uno de sus días como presidente, él tiene que empezar a reforzar las existentes leyes migratorias. Él tiene que ponerle un freno a la invasión y deportar entre 30 a 50 millones de ilegales y sus familias. Eso le dará a los EEUU blanco –y al Nacionalismo Blanco- unas pocas décadas de respiro.

¿Sería inhumano romper familias? Es por eso que los enviamos a todos juntos.

El bloqueo a inmigrantes musulmanes es una idea muy popular. Pero muchos norteamericanos no se encuentran cómodos haciendo objetivo a un grupo definido religiosamente. Incluso puede que no sea Constitucional. Muy bien. Tengamos un bloqueo total y completo sobre toda la inmigración, hasta que podamos resolver que está pasando. Si no podemos señalar a los musulmanes, entonces se hace patente la necesidad de dictar un freno a toda la inmigración.

¿Pero no es eso otro Holocausto? Gracias a Dios, ahora los judíos pueden irse a Israel.

Si Trump va a ser reelegido –y si Donald Jr. será elegido en 2024 (ya que estoy acá, puedo ser el primero en decir esto) – vamos a tener que purgar y manipular el electorado para crear una mayoría republicana permanente. Algunos consejos:

Elegir como presidente a Donald Trump para su primer mandato fue tan sólo la batalla por El Abismo de Helm. La batalla por Tierra Media está por comenzar.