Cuadernos Negros de Heidegger:
Los Diarios de un Nacional Socialista Disidente

Heiddeger [1]1,576 words

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En diciembre de 2013, la prensa francesa y alemana empezó a reportar que los Cuadernos Negros (Schwartze Hefte) de Heidegger, por aparecer como los volúmenes 94 a 96 de su Gesamtausgabe (Edición Completa), contiene pasajes que constituyen un “sangrante cuchillo” antisemita (o tan sólo un cuchillo de cocina).

El tres de marzo, recibí el primer volumen de los Cuadernos Negros, más de 500 páginas escritas desde 1931 a 1938. El volumen dos y tres, que han sido recientemente lanzados y están en tránsito, contienen escritos del 38 al 39, y del 40 al 41. Estos tres volúmenes contienen más de 1200 páginas sobre las cavilaciones filosóficas más privadas de Heidegger, la semilla de mucho de sus escritos y charlas contemporáneas y posteriores.

Resulta que los pasajes dónde Heidegger discute a la judería se encuentran en el volumen dos y tres de los Cuadernos Negros (como también en el volumen 97 de la Edición Completa). El profesor Peter Trawny, el editor de los Cuadernos Negros, también ha escrito un pequeño volumen, Heidegger und der Mythos der jüdischen Weltverschwörung (Heidegger y el Mito de la Conspiración Mundial Judía), el cual se espera esta primavera y la cual cita y discute los pasajes sobre los judíos en los volúmenes 95 al 97.

Leeré y haré la pertinente reseña de estos libros cuando sea el momento, pero en base a las citas filtradas hasta ahora, predigo que estos pasajes harán poco daño a la reputación filosófica de Heidegger.

Heidegger es aún el filósofo más influyente del siglo XX, más allá del ya conocido hecho de que se unió al NSDAP en 1933 y se mantuvo miembro hasta 1945. Es conocido que Heidegger habló contra la “judaización de la vida intelectual germana” (Verjudung des deutschen Geistlebens). Pero, se nos dice, que Heidegger era sólo un antisemita “espiritual” o “cultural” más que uno racial. Más allá de eso, Heidegger se opuso a las demostraciones de un antisemitismo vulgar y pequeño mientras era el Rector de la Universidad de Friburgo. También es citado en defensa de Heidegger que engañó a su mujer alemana con Hannah Arendt, quien era judía, y con Elisabeth Blochmann, quien era medio judía.

En suma, sus defensores argumentan que Heidegger pudo haber sido un Nacional Socialista, pero él no era uno particularmente ortodoxo, porque la ideología Nacional Socialista no era coherente con la propia filosofía de Heidegger. Y es la filosofía de Heidegger la que es de importancia permanente, no su flirteo temporal con el Nacional Socialismo.

Ahora, sin embargo, en base a las líneas filtradas de los Cuadernos Negros (que pueden ser 1 o 2 páginas de las 1200), los detractores de Heidegger afirman que esto prueba que el antisemitismo no era sólo una cuestión de “perspectivas privadas” sino que está “atado a su filosofía”, efectivamente está en el “núcleo” del pensamiento de Heidegger, el problema nazi de Heidegger es “profundo” y “más grande” de lo que se había pensado, esto constituye un “debacle” para la filosofía Continental contemporánea, y de ahora en más, será “difícil defender” a Heidegger.

Por supuesto necesitamos tomar todo esto con un grano de sal, debido a que las fuentes de estos comentarios son (1) los editores de Heidegger, quienes, creo yo, son cínicos utilizando esta controversia –incitando a los alegres detractores de Heidegger- para crear publicidad y vender libros –y con gran éxito, debido a que antes de que sean lanzados, los Cuadernos Negros eran los bestsellers en filosofía de Amazon.de; (2) el editor de Heidegger,Peter Trawny, tiene un libro suyo que vender; y (3) los periodistas quienes aman las controversias.

Predigo que después de que las palabras verdaderas de Heidegger y los comentarios de Trawny estén al alance, y cientos de miles de euros hayan cambiado de manos, y miles de lectores hayan pesado la evidencia: (1) aprenderemos algunos nuevos detalles sobre los judíos y Heidegger pero nada que alterará la imagen actual, (2) tanto los detractores como los defensores de Heidegger confirmarán sus opiniones existentes, y (3) algunos observadores de la histeria intelectual y la bravuconería alrededor del susurro de antisemitismo puede llegar a concluir que el poder judío y la libertad de pensamiento son incompatibles. La conclusión ciertamente empezó a parecerme así a medida que leía la última controversia sobre Heidegger y el Nacional Socialismo, la cual fue lanzada por Victor Farias en 1987, en Heidegger y el Nazismo. 

Por lo que vale, pienso que es un error incriminar a Heidegger-Nacional Socialismo como un asunto de si el Nacional Socialismo estaba “adentro” o “afuera” de la filosofía de Heidegger. Es claro que Heidegger pensó que el Nacional Socialismo estaba “fuera” de su filosofía –o de cualquier filosofía, dicho sea de paso, es decir, que era un movimiento que contenía muchas líneas intelectuales confundidas y en conflicto.

El verdadero problema es si Heidegger pensó que su filosofía podía transformar al Nacional Socialismo en un movimiento intelectualmente y filosóficamente coherente, un movimiento que entendía su “grandeza y verdad interna” (como lo dice en 1935), es decir la confrontación del hombre histórico con la civilización tecnológica global.

Y para responder esta pregunta claramente: si, Heidegger pensó que su filosofía podía proveer los fundamentos de un tipo de Nacional Socialismo – el cual es, dicho sea de paso, una de las razones por su perecedera influencia sobre la Nueva Derecha.

Ahora parece que Heidegger también prestó atención a la cuestión judía. Nuevamente, es un error leer demasiado sobre unas pocas líneas filtradas, pero se nos dice, por ejemplo, que Heidegger habla de los judíos como “sin raíz” y “calculadores”, características que para Heidegger son generales de la modernidad. Pero no está claro aún si Heidegger consideraba a los judíos como sujetos u objetos de la modernidad, o ambos.

Heidegger aparentemente consideraba a los judíos como hipócritas en tanto que vivían de acuerdo al principio de la raza (Rasseprinzip) pero atacaban a los alemanes por hacer lo mismo. Heidegger también supuestamente marca que los judíos fomentan las guerras para avanzar sus intereses, pero son reacios a derramar su propia sangre.

Tales observaciones instantáneamente transforman a los reporteros modernos y liberales en solterones victorianos, pálidos y horrorizados y todo raciocinio es paralizado por los vapores. Pero una comparación rápida entre las preferencias políticas judías [2] en los EEUU y en Israel prueba la hipocresía, y el conocimiento rápido del lobby judío en los EEUU para atacar Iraq, Irán y Siria [3] prueba la acusación de ser sedientos de guerra. Nada, aparentemente ha cambiado.

En la recepción inicial de los Cuadernos Negros – como con todo en la vida europea y estadounidense – la pequeña cola judía está meneando al perro. Pero cuando los académicos llevan su atención de unas pequeñas líneas sobre los judíos de un material de más de 1200 páginas en los Cuadernos Negros, la forzada controversia sobre el anti-semitismo será rápidamente olvidada. Por, al juzgar por el primer volumen, hay materiales de mucho mayor valor aquí.

Por ejemplo, en el volumen uno, el segundo cuaderno (titulado Überlegungen und Winke –Reflexiones y puntos III) comienza en el otoño de 1932 y avanza a lo largo de la primavera de 1934, es decir, el período de Heidegger de mayor intensidad y participación política con el Nacional Socialismo y su Rectorado en la Universidad de Friburgo. Es, en verdad, el diario de un Nacional Socialista disidente.

Las palabras de apertura expresan una gran esperanza: “Un despertar popular glorioso se mantendrá firme en un mundo de gran oscuridad” (p. 109). Heidegger marca un plan para reformar el sistema universitario. Pero él tenía ambiciones mucho más grandes que eso, es decir, poner el Nacional Socialismo sobre fundamentos filosóficos firmes, es decir, sus propios fundamentos filosóficos: “La metafísica del Dasein debe de acuerdo a su estructura más interna profundizar y ampliarse en la metapolítica ‘del’ pueblo histórico” (p. 124)

Heidegger registra sus frustraciones con el “Nacional Socialismo vulgar” (p. 142) –un movimiento de masas basado en un racismo biológico. Él analiza conceptos básicos como el “pueblo” (Völk), “socialismo”, “totalidad” (Ganzheit), y las masas. Comenta que “El Nacional Socialismo es un principio bárbaro” (p. 194) y que el “Nacional Socialismo en su forma presente es vagamente una ‘concepción del mundo’, y si persiste en su ‘forma’ presente nunca logrará volverse una” (p. 196).

Heidegger también anota su frustración con el Rectorado, el cual eventualmente llevó a su renuncia. El 28 de abril de 1934, después de que fue aceptada su renuncia, él escribe “El final del Rectorado… ¡Larga vida a la mediocridad y el clamor – Lärm! (p. 162) La página final es una confesión de desesperación: “La auto-afirmación de la Universidad Alemana –o el pequeño intermezzo en gran error”.  (p. 198). El prevé la absorción completa de la universidad por la modernidad técnica-instrumental –y, por implicación, la absorción del Nacional Socialismo mismo, traicionando su potencial de ofrecer una verdadera alternativa.

Los académicos discutirán estos y otros asuntos elevados por los Cuadernos Negros mucho después de Lärm sobre antisemitismo haya fallecido.

A juzgar por el primer volumen, los Cuadernos Negros dónde Heidegger inicialmente bosquejó muchas de sus ideas que caracterizan su pensamiento posterior. Y, junto a la lectura de sus cursos, se expresan con gran claridad y franqueza, polos aparte de la obscuridad forzada sobre muchos de sus trabajos que publicó durante su vida, así como también trabajos póstumos como Contribuciones a la Filosofía, el cual se lee como “un malvado encantamiento en jeringozo”, como Flannery O’Connor lo dice en “Good Country People”.

Heideger estipuló que los Cuadernos Negros y los textos relacionados sean publicados sólo al final de su Edición Completa. Creo que él estaba guardando lo mejor para el final.

Nota del traductor: Desde octubre de 2015 hay una edición en español publicada por Trotta [4] de los cuadernos negros 1931-1938.