El filósofo está dentro
El grano de café del filósofo

cafephilosophy [1]1,436 words

English original here [2]

Nota del Editor:

El siguiente texto fue escrito en el año 2000. Es un reporte del movimiento del café filosófico de los 90’s, con especial referencia a los cafés filosóficos con los que me encontré en Borders Books en Buckhead, Atlanta, en el 98 y el 99, mientras yo estaba estudiando. Debido a que la filosofía es mi primer amor, estoy usándola para inaugurar una especie de “columna” sobre temas puramente filosóficos llamado “El Filósofo está dentro”. 

“Pero ahora encuentro que debo poner algo más de mi espíritu a mi actividad, y por esta razón acudo a vos con una petición de ayuda. Pienso que . . . una cafetera sería de gran uso para mí en esta conexión”. –Hegel a Niethammer, 13 de Octubre, 1807.

El último otoño, un amigo que vive en París me informó que los desempleados estaban en huelga, demandando bonos navideños. “¿Qué amenazan retener hasta que sus demandas sean satisfechas?” pregunté. “Cobrar sus cheques gubernamentales, por supuesto”. “Por supuesto…”

No hay nada extraño, sin embargo, sobre la institución francesa de cafés de filosofía, en el cual miles de personas se encuentran cada fin de semana a tomar café y debatir temas filosóficos desde la muerte de dios hasta el estándar del gusto. Así que es natural la conexión entre el café y la filosofía que para mí lleva al misterio más grande de la filosofía antigua: ¿Cómo lo hacían sin café?

El movimiento de los café filosóficos fue fundado por accidente en el 92 cuando el erudito de Nietzsche Marc Sautet fue inspirado por Gerd Achenbach, el fundador de la moderna terapia filosófica, para abrir su propio centro en Paris. La decisión de Sautet fue reportada en un programa de noticias de radio. (¡Sólo en Francia!)

El reportero también mencionó que Sautet y otros amigos estaban reunidos las mañanas de los domingos en Café des Phares en Place de la Bastille para discutir filosofía.

El siguiente domingo, diez personas aparecieron, preguntando para ver a los “filósofos”. Luego veinte el próximo domingo. Cuando el café se llenó de gente, las discusiones se esparcieron a los cafés de alrededor. Hoy, hay al menos dos docenas de cafés filosóficos en París, y más de 130 en Francia.

Típicamente, los encuentros son semanales –generalmente los fines de semana. Una vez que se encuentran, los temas son sugeridos en el momento y votados rápidamente para obviar el discurso enlatado. Usualmente las discusiones son moderadas por un filósofo entrenado.

El movimiento ha dado surgimiento a varios libros, incluyendo el de Sautet Un Café por Socrate, un programa de televisión, y una revista bimensual Philos. Los café filosóficos tienen ahora lugar en Bruselas, Ginebra, Bonn, Londres y los EEUU.

 

Mi Café Filosófico

En agosto del 98, me fue preguntado por Borders Books in Bukchead (Atlanta) para preparar un café filosófico mensual. Nuestro primer encuentro fue el 17 de septiembre del 98. Más de treinta personas se encontraban presentes. Cumplí de moderador. Al final, terminé moderando 11 café filosóficos de septiembre del 98 a julio del 99. En Septiembre del 99, el café fue asumido por uno de los participantes.

Hemos seguido el método francés de nominación de los temas a votar. El primer tema del día me sorprendió: ¿Cuándo la esperanza es una base razonable para la creencia? Por la próxima hora y media, me encontraba embelesado. Aunque tuve que jugar a Sócrates, preguntando inductivamente y sugiriendo distinciones aclaradoras, era más un estudiante que un maestro, y al final de la discusión encontré que había aprendido mucho sobre la cuestión que jamás había considerado, y había revisado completamente mis pensamientos iniciales sobre el asunto.

Sobre esto y otras noches, habíamos tenido genuinas discusiones Socráticas. Los participantes reflexionaron sobre la pregunta a la luz de su propia experiencia. Las soluciones eran ofrecidas. Las críticas formuladas. Entonces nuevas soluciones aparecían para vencer las críticas, y el proceso continuaba. En algunas ocasiones, los participantes incluso se acercaron al consenso.

Desde el comienzo del café, encontré necesario eliminar las preguntas no filosóficas. La prensa cubrió el primer café y en consecuencia llevó a más de 100 personas a aparecer en el siguiente. Desafortunadamente, un error en la historia los llevó a llegar treinta minutos antes. Cuando llegaron, una discusión ya estaba en pleno debate. ¿El asunto? Bill y Mónica. Aparecieron amigos, implorándome tomar cartas en el asunto. Aunque virtualmente cualquier asunto político puede ser usado para elevar preguntas filosóficas, entre más en tema el asunto, más probable es que termine reducido a concretos no filosóficos o se disuelva en insultos y agravios.

Y comprendí que este tipo de preguntas podría llevar a buenas discusiones, y también usé una fuerte mano en el proceso de nominación, eliminando de inmediato las malas preguntas.

Las mejores discusiones eran sobre la moral, la política, y las cuestiones “existenciales”: honestidad, responsabilidad personal, crímenes de odio, suicidio asistido, razón y fe, los derechos de las futuras generaciones, egoísmo y altruismo, libertad, la naturaleza del amor, juicio moral, y la naturaleza de la amistad. Nada de estas preguntas requerían conocimiento filosófico especializado o entrenamiento. Todas ellas les permitían a los participantes utilizar sus propias experiencias.

Las peores discusiones eran en temas metafísicos y estéticos. Las preguntas metafísicas como la naturaleza del tiempo, la inmortalidad del alma, y la existencia de Dios no pueden ser discutidas al a luz de la experiencia personal. La gente tiende, por lo tanto, a caer en dogmas y prejuicios o simplemente quedarse en silencio. Los temas metafísicos también llevar a casi inevitablemente discusiones medio locas de lo que me gusta llamar inventos quantum.

Como comenzar un Café Filosófico

Si alguien está interesado en comenzar uno les aconsejo lo siguiente.

Primero, sigan la probada y verdadera formula francesa de dejar a la audiencia nominar y votar las preguntas. El mismo proceso de nominación, reformulación, y voto de las preguntas atrae a la audiencia y la pone a pensar. Este proceso le da al moderador una gran latitud para poder moldear las preguntas. Buscar más poder es contra productivo.

No endoses preguntas en la audiencia, porque tales discusiones empiezan lentamente y caen a pedazos rápidamente. No importa cuán bueno sea el tema “en sí mismo”, la discusión no llegará a ningún lado si no es una pregunta viva para la audiencia.

No anuncies los temas previamente. Intenté esto, y encontré que aquellos que estaban interesados en el tema venían con discursos enlatados; y aquellos que no estaban interesados no aparecían de forma alguna. El resultado: una sesión muerta.

Segundo, debes ser rápido en identificar y sin remordimiento en eliminar cierto tipo de personas de la discusión o alejaran a la buena gente. Cada café tiene su dote de raros y excéntricos inofensivos. Siempre y cuando sean concisos, dejen que digan lo que quieran. Eventualmente, ellos encontrarán formas menos desafiantes de entretenimiento. Otros, sin embargo, necesitan que uno se haga cargo.

Están los proselitistas, quienes harán afirmaciones extraordinarias sobre sí mismos, en general a propósito de nada y sin ningún tipo de argumento. Entonces ellos esperan que los individuos les pregunten su secreto. (El secreto es Jesús, o Krishna, o el LSD, o el ateísmo).

Están los pedantes, que les gusta mostrar su conocimiento y llevar las conversaciones hacia los temas en los cuales son especializados donde se siente superior.

Finalmente, están los neuróticos de todos los tipos. Algunos buscan la atención y aman oír el sonido de sus propias voces. Los moderadores masculinos encontraran hombres y mujeres que muestran sus problemas con papito. Las moderadoras femeninas encontrarán problemas similares de aquellos cuyas madres tienen mucho por lo que responder.

La mejor forma de alejar a tales personas es mantenerlos esperando. El moderador controla el flujo de la conversación. Si una persona indeseable desea hablar, ignórenlo. Si alguien tiene la mano levantada, pretendan que lo vieron primero. Si mucha gente tiene sus manos levantadas, establezcan un orden, y pongan al indeseable al final, y luego dejen que la conversación tome vida por sí misma. Para el momento en que él tiene la palabra, es irrelevante o se ha olvidado. Eventualmente, tal tipo de personas buscará una audiencia más receptiva.

Tercero, tengan varios moderadores que se tomaran turnos en los café. Esto tiene tres beneficios. Hace menos probable que el café se degenere por los choques de personalidad entre el moderador y ciertos participantes; previene al café de estar muy imbuido con la personalidad de un moderador; y previene a los moderadores de quemarse. Eventualmente renuncié la moderación en el café porque todos estos tres factores le quitaron el gozo a la moderación.

Cuarto, cuando las máquinas de café empiezan a hacer ruido, declaren un momento de reflexión silenciosa, luego continúen la conversación.

Finalmente, cuando la conversación decae… tomen más café.