Crítica a la Era Axial por Jan Assmann

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English original here [2]

En su nuevo libro, From Akhenaten to Moses: Ancient Egypt and Religious Change [3] (Cairo: The American University in Cairo Press, 2014), el egiptólogo Jan Assmann argumenta que el concepto del filósofo Karl Jaspers de la era axial “no es una teoría sino un mito científico” (p.94).

De acuerdo a Jaspers, los siglos entre el 800 y el 200 antes a.C. son un punto de cambio en la historia mundial. Durante esta Era Axial, el Monoteísmo Bíblico y el Zoroastrismo emergieron en el Oriente cercano; el Budismo y el Jainismo surgieron en la India; Homero y las primeras escuelas de la filosofía occidental emergieron en Grecia; el Taoísmo, el Confucianismo, y otras escuelas filosóficas surgieron en China.

De acuerdo a Jaspers, estas mutaciones de conciencia tomaron lugar de forma independiente una de la otra, pero la era axial marcó el camino para una civilización global común. La civilización axial estaba caracterizada en tales términos como “reflexividad, individualidad, interioridad . . . , distanciamiento del mundo, progreso en la abstracción y en la intelectualidad, ‘teoría’, crítica de la tradición, diferenciación, conceptos ‘trascendentales’ o visiones . . .” (p.94). Éstas ideas de la era axial también claman significado y validez global o universal.

Las religiones y filosofías de la era axial están aún hoy con nosotros, mientras que el mundo pre-axial está perdido. Debido a la discontinuidad entre la era axial y lo que vino antes, “el mundo pre-axial se hundió en la oscuridad y la inaccesibilidad intelectual” (p. 79).

Como uno de los líderes mundiales de la egiptología, Assmann ha mostrado interés en desmantelar la idea de la discontinuidad radical entre las civilizaciones axiales y pre-axiales. No sólo Assmann ha demostrado que podemos entender bastante sobre la Mente de Egipto [4] – demostrando que los antiguos egipcios eran menos ‘extranjeros’ y ‘primitivos’ que lo que uno puede pensar – en tales trabajos como Moisés el Egipcio [5] y Religio Duplex [6], él también demostró convincentemente que las ideas religiosas egipcias están vivas aún hoy, transmitidas desde el mundo greco-romano a través de la tradición Hermética hasta el día de hoy.

Assmann no niega que la historia del pensamiento puede ser caracterizada en términos de relativa flexibilidad, individualidad, interioridad, intelectualidad, crítica al mito, etc. Pero esto no niega que estos atributos emergieron en una sola era axial. Él también remarca que estos cambios no son irreversibles, aunque Jaspers probablemente argumentaría que la Alemania Nacional Socialista representaba una resistencia a la tendencia axial a la civilización global, una resistencia que es tan global como la globalización misma.

Assmann argumenta que la “axialidad’ tiene que ser entendida en el contexto de la historia de la alfabetización. Assmann afirma que la escritura es primero confinada en los sectores en los cuales era primero inventada, cómo mantenimiento de un registro. La segunda etapa de la historia de la escritura es caracterizada por la producción de textos literarios con amplia circulación cultural. Estos textos sucedieron a la memorización y a la transmisión oral como medio para la preservación y la propagación de los valores más profundos de la cultura y su propio entendimiento. Este proceso emergió en la Mesopotamia en la segunda mitad del tercer milenio a.C. y en Egipto al principio del segundo milenio a.C.

Assmann afirma que la emergencia de la alfabetización cultural es un significante salto adelante en la “axialidad”, hasta aquí coincide con la emergencia de un sentido de diferenciación entre el presente y el pasado, que los pueblos antiguos caracterizaban como una Era de Oro, que los cuales los hombres estaban más cercano a los dioses, hablaban lenguas evolucionadas pero no textos escritos. Algunas veces la alfabetización y los dialécticos vernáculos se bifurcaban tanto que se volvían, en efecto, dos lenguajes.

Estos dos procesos marcan el camino para la idea de un ‘canon’ textual y cultural. Un canon literario o religioso es un cuerpo de textos que, una vez creado, no puede ser alterado por adición o substracción. Assmann divide la canonización en forma primaria y forma secundaria, y afirma que los canon primarios son todavía ‘específicos de la cultura’ y por lo tanto les falta “la reclamación global típica de los movimientos axiales” (p. 87). Los movimientos axiales emergen de la segunda forma de canonización.

Herodoto es aclamado como el padre de la historia, pero él y Platón afirmaban que los egipcios inventaron la historia escrita. Cuando la historia pasa a ser escrita, una distinción emerge entre los reportes orales y escritos. La historia escrita es, en principio, superior, porque la oral es más susceptible a fallos de la memoria y transformación al volver a contarlas. La historia escrita, por lo tanto, es esencial a la distinción axial entre historia crítica, reflexiva y mito, una distinción reflejada en la distinción filosófica entre verdad y opinión.

Como la historia, la religión es fundamentalmente transformada por la escrita, y para Assmann, esta transformación es el núcleo válido de la idea de la Era Axial. Como con la historia, cuando los textos religiosos pasan a ser escritos, la escritura fue proclamada más autoritativa que la tradición oral basada en la memoria. Pero no todos los textos sagrados son igualmente autoritativos, entonces distinciones deben ser marcadas entre textos autoritativos y no autoritativos, y más o menos versiones autoritativas de los textos. Esta es l asegunda forma de canonización, en la cual estamos manejando textos que reclaman verdades universales y válidas sobre asuntos de importancia.

Como Assmann remarca:

Todas las religiones mundiales – Judaísmo, Cristianismo, Islam, Budismo, Jainismo, Siquismo, Confucianismo, Taoísmo- están fundadas en escrituras sagradas que codifican la voluntad de sus fundadores y las verdades superiores de su revelación. Este paso de canonización fue inventado sólo dos veces en el mundo: con el canon Hebreo y el canon Budista. (p. 88).

Por religiones mundiales, Assmann parece referirse a religiones que pueden aclamar ser universalmente verdaderas, no religiones que están abiertas a toda la humanidad, pues el judaísmo debería estar excluido de ese criterio. La idea de un canon de textos sagrados es absolutamente universal y verdadero “cambiaron el mundo de una forma verdaderamente ‘axial’” (p.88), formando una “nueva religión que va  contra otras, incluyendo el pasado cultural de las religiones, los cuales ahora se han excluido cómo paganismo, idolatría, herejía, y error” (pp. 88-89), Assmann sugiere que:

Algunos elementos de este pathos de distinción y exclusión me parecen a mí todavía presentes en el concepto de la Era Axial de Jaspers, en los cuales a mí me parece como una versión secularizada de la distinción religiosa entre paganismo y verdadera religión. Su idea de civilizaciones axiales pone al mundo pre-axial y extra-axial en una posición similar a la judía, cristiana e Islámica en su construcción del paganismo. (p. 89).

Assman remarca que tales individuos pueden existir en cualquier era. Por lo tanto lo que es esencial no es su existencia o enseñanza, sino la transformación de sus enseñanzas en textos canónicos en la fundación de tradiciones religiosas vivas. Assmann data la creación de tales grandes cánones – “el confuciano, el taoísta, el budista en el este, y el Avesta, la biblia hebrea, y el canon de ‘clásicos’ griegos en el oeste” – al período entre el 200 a.C y el 200 d.C (p. 93). Parece raro que no extiende el período de este marco al cuarto siglo d.C., cuando el canon del nuevo testamento fue establecido, dado que rompe con la cuenta de Jaspers incluso más, o incluso a la creación del canon musulmán después de eso.

Assman concluye que la era axial, con el alcance de que quizás existió, es un ‘evento mediático’, un producto del desarrollo de la escritura y la canonización. “La Era Axial no es más que la fase formativa de la continuidad textual que está prevaleciendo en nuestras civilizaciones occidentales y orientales” (p. 93)

Sin embargo, en los últimos 200 años, ha habido significantes pasos largos en la traducción e interpretación de la literatura del antiguo Egipto y la Mesopotamia y el redescubrimiento o re-establecimiento de continuidades entre el día presente y las tradiciones pre-axiales. Por lo tanto la era pre-axial está surgiendo de la obscuridad.

Una objeción que tengo para el argumento que Assmann hace es sobre la falta de mención de su concepto de la Distinción Mosaica, la idea que entró al mundo con Akenatón y se volvió la fundación de una tradición aún viva con Moisés, básicamente que una religión es universalmente verdad, y todas las otras religiones deben ser falsas. Esta distinción es operativa en el judaísmo, el cristianismo y el islam, pero no parece ser operativa en otras religiones canónicas que el menciona: Zoroastrismo, Budismo, Jainismo, Confucianismo, y Taoísmo parecen no tener problemas mezclándose con otras religiones que estaban antes que ellos, o entre ellas, mientras que las religiones Abrahámicas tienen una larga historia de guerras de exterminio entre ellas y contra las religiones paganas que ellos reemplazarían.