2,877 words
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Nota del autor::
El siguiente texto es un experimento. Es el primero de una serie de “notas” sobre unos capítulos seleccionados de Moisés el Egipcio de Jan Assmann. Mis objetivos principales son el motivar a más gente a leer el libro y moldear como lo leen.
Estilísticamente, estas notas son densas, más repetitivas y contienen más listas de lo que normalmente permito en mis escritos publicados.
Son densas porque no tengo tiempo de expandir completamente cada uno de los puntos (aunque siempre están los hilos de discusión). Ellos son repetitivos y contienen listas para fines pedagógicos. Encuentro tales escritos útiles para las primeras lecturas para conducir los puntos a destino, pero bastante molestos para lecturas subsecuentes.
Tomen esto como un seminario online sobre Moisés el Egipcio. Si este formato funciona, lo aplicaré a otros textos claves también.
En el capítulo de apertura del libro, “Mnemohistoria y la construcción de Egipto”, Assman anuncia los elementos para sus argumentos, que yo presenté en cierta medida en mi artículo anterior:
- Religión vs contra-religión
- La religión siendo identificada con el politeísmo y cosmoteísmo, contra religiones siendo identificadas con el monoteísmo bíblico.
- La inversión normativa, refiriéndose al proceso en el cual las contra-religiones crean valores al invertir (profanando, desacralizando) los valores de las religiones.
- Egipto vs Israel, Egipto siendo la tierra paradigmática del politeísmo, Israel siendo el paradigma del monoteísmo cuyo concepto de lo sagrado fue llevado a través de la inversión normativa de las ideas Egipcias de lo sagrado.
- Akenatón y Moisés como los creadores de las contra religiones monoteístas que fueron asociados en los mitos Egipcios y pueden haber sido conectados en la historia.
- Tolerancia religiosa y ley internacional fundados en la idea cosmoteísta de un orden común divino detrás de las diferentes religiones vs intolerancia religiosa y enemistad internacional que surge de…
- … la “Distinción Mosaica” entre verdaderas y falsas religiones (que deben ser suprimidas)
- El dios creador trascendente del monoteísmo bíblico vs el dios inmanente del panteísmo o del panenteísmo del “cosmoteísmo”, que enseña que un solo dios oculto –que se manifiesta así mismos de forma diversa en particulares dioses, mortales y la naturaleza como un todo – habita la naturaleza como un alma habita al cuerpo.
Assman asemeja su libro a un calidoscopio, en el cual todos estos elementos son puestos en un tubo, y en cada capítulo trata con una nueva “vuelta” que forma una constelación con estos elementos en un patrón diferente.
El capítulo 2, “Historia suprimida y memoria reprimida: Moisés y Akenatón”, empieza con un fascinante sondeo de Assmann de informes del antiguo Egipto y grecorromanos del éxodo que claramente contienen rastros bloqueados del reinado de Akenatón, que fue asociado con dos traumas
- Akenatón proclamo que el dios Aton, representado por el disco solar, era el único dios verdadero, y cerró templos de los otros dioses y suprimió su culto, cortándole a la gente el orden divino tal cual como lo habían experimentado durante mil años.
- Al final del reinado de Akenatón, una plaga arrasó el Oriente Próximo. Esta plaga duró 20 años, asesinó incontable cantidad de gente, y desestabilizó el orden político y el panorama internacional.
Luego de la muerte Akenatón, los viejos dioses fueron restaurados, y el nombre de Akenatón y sus hechos fueron tan profundamente expurgados de los registros egipcios que él fue olvidado en la historia por más de 3000 años.
Sin embargo, los egiptólogos han discutido que es posible la supervivencia de rastros de la memoria del reinado de Akenatón. Manetón que era un sacerdote e historiador egipcio vivió en la primera mitad del tercer siglo a.C. bajo el faraón Macedonio Ptolomeo II. Fragmentos de la historia de Manetón fueron preservados por el escritor judío Flavio Josefo (primer al segundo siglo d.C.) en su Contra Apionem, una defensa del judaísmo de sus críticos egipcios y griegos.
De acuerdo a Manetón, Moisés fue un sacerdote egipcio de Heliópolis conocido como Osarsiph. El Rey Amenhotep – que es el nombre original de Akenatón así como el de su padre- quería percibir a los dioses directamente. Los egipcios creían que los dioses estaban ocultos, y que el faraón así como también los cultos religiosos fueran establecidos como sus representantes visibles. Su deseo de ver a los dioses directamente, por lo tanto, fue implícitamente revolucionario, ya que haría que tanto la “iglesia” como el “estado” no sean ya necesarios.
Para revelar a los dioses, el sabio Amenhotep, hijo de Hapu (una conocida figura histórica) le aconsejó al rey de purificar la tierra de los leprosos. El rey llevó a 80000 leprosos a trabajar en excavaciones del desierto del este. Entre los leprosos había sacerdotes. No está claro si eran leprosos ellos mismos o simplemente sacerdotes enviados a servir como ministros. Pero el sabio anticipó el castigo divino por este tratamiento a los enfermos: ellos recibirán ayuda exterior, conquistar Egipto, y gobernar por 13 años. Con miedo de decirle al rey, el sabio escribió esta profecía y se suicidó.
Después de un tiempo, el rey permitió a los leprosos moverse a la ciudad desértica de Avaris, que había sido la capital de los Hicsos, los invasores semíticos que habían dominado Egipto por más de un siglo antes de que fueran expulsados, alrededor de 200 años antes del tiempo de Akenatón. Una vez instalados en Avaris, los leprosos eligieron a Osarsiph, un sacerdote de Heliópolis, como su líder. Osarsiph entonces proclamó nuevas leyes basadas en el principio de la inversión normativa. Todo lo que los egipcios tenían como sagrado ahora está condenado, y todo lo que ellos condenaban ahora es sacralizado. Sus seguidores recibieron palabra de mantenerse alejados de los otros pueblos. Osarsiph fortifico Avaris, llamó a los Hicsos a regresar, y luego atacó Egipto. El Rey Amenhotep se fue de Nubia con los animales sagrados egipcios. Los leprosos/semitas tuvieron el control de Egipto por 13 años, cometiendo cada abominación contra-religiosa. El rey Amenhotep y su nieto Ramsés regresaron y sacaron a los leprosos/Semitas de Egipto. Osarsiph, su líder, tomó el nombre de Moisés, y así empezó el judío errante.
En esta historia, tres traumas históricos egipcios son combinados: la invasión de los semíticos Hicsos, la herejía de Akenatón, y la gran plaga que lo siguió.
- Los egipcios naturalmente asociaron a los Hicsos con los judíos, dado que ambos eran semitas.
- Además, aunque los Hicsos adoraban a Baal y otros dioses, un Rey Hicso, Apophis, adoraba solo a Baal, quien los Egipcios identificaban con Set y los griegos con Tifón.
- Por lo tanto Avaris fue asociado en la mente de los egipcios con los invasores semíticos, dioses de la tormenta, y el monoteísmo (o por lo menos monolatría – la adoración de un solo dios)
- Después del tiempo de akenaton, los egipcios empezaron a tomar a Set menos como un dios y más como un contra dios – una figura demoníaca.
- Plutarco también registra una tradición Egipcia que identificaba a los judíos con los hijos de Set.
- Puede incluso ser el caso de que los Hicsos y los judíos sean el mismo pueblo, pues la dominación de los Hicsos puede muy bien ser la realidad histórica detrás la historia bíblica de José, que llegó al poder en Egipto e invocó a su pueblo a deshuesar a los Egipcios, pero cuyo poder fue acabado por un faraón patriótico “que no conocía a José” y liberó a su pueblo de los parásitos extranjeros.
La historia de Osarsiph claramente se relaciona con la de Akenatón.
- La herejía de Amarna tomó lugar entre el reino de Amenhotep III (El padre de Akenatón) y la ascensión de Ramses I, el fundador de la décimo novena dinastía.
- Los dos incluso pueden haber tenido relación de abuelo y nieto, aunque la fundación de la nueva dinastía indica que sólo podría haber sido matrilinealmente.
- De cualquier forma, la restauración de los viejos dioses tomó lugar bajo el mando del conocido nieto de Amenhotep, Tutankamón (cuyo nombre luego fue suprimido junto al de Akenatón)
- También es significante que no es menciona alguna del hijo de Amenhotep, ya que el hijo de Amenhotep III fue el proscripto Akenatón.
- Osarsiph fue sacerdote de Heliópolis, un centro para la adoración del sol, y la religión del Atón de Akenatón tiene algunos rastros de la teología solar heliopólitana.
- La migración a Avaris corresponde al movimiento de Akenatón de Tebas para encontrar la nueva capital Akenatón.
La asociación con los leprosos llama la atención en cuatro puntos:
- La plaga empezó al final del reinado de Akenatón
- Las grotescas representaciones de Akenatón y su familia –algunas de las cuales aún son visibles para los viajeros en la estela fronteriza desfigurada en su desierta capital
- El sentido metafórico de leprosos como parias
- Para los seguidores de Osarsiph, su status de parias fue reforzado por sus propios mandamientos de que ellos como pueblo deban morar solos.
Al final de la herejía del Amarna, sería natural el dibujar al gobierno de Akenatón sobre una colonia de leprosos enganchada en un sistemático sacrilegio y abominación. Incluso si el período de 13 años es correcto, desde Akenatón fue la capital por los últimos 12 años de su reino, además del reinado de dos efímeros sucesores Neferneferuaten y Smenkhkare, hasta el retorno a Tebas bajo Tutankamón.
Assman relata otros relatos de solapamiento histórico de las versiones Romanas, egipcias y griegas del éxodo:
- Hecateo de Abdera (griego, 4to siglo a.C)
- Lisímaco (griego, 2do siglo aC)
- Chaeremon (egipcio, siglo 1 aC)
- Pompeyo Trogo (romano, siglo 1 aC)
- Atrapanus (judío, a.C segundo siglo)
- Tácito (romano, 1ro-2do siglo d.C)
- Apión (Egipto, siglo 1 dC)
- Estrabón (griego, siglo 1 aC).
Todo dicho, hay más de una docena de tales relatos, que repetidamente hablan de la expulsión de los judíos y los asocian con enfermedades, subversión, misantropía, y la creación de una religión a través de la “inversión normativa”, significando la profanación de todo lo que Egipto concebía como sagrado.
Cuando sondeando este antiguo Consensus Gentium sobre los judíos, Assman más bien absurdamente da un paso al costado la pregunta sobre la verdad, afirmando que él sólo está tratando con el tema de la memoria: “La imagen del judío como enemigo religioso par excellence –como ateo, iconoclasta, criminal sacrilegioso- resulta ser un asunto no de experiencia, sino de memoria, esto es, el retorno a una memoria suprimida de Akenatón” (p.43)
En otras palabras, ninguno de estos escritores a lo largo de cinco siglos nunca vio al judío hacer algo malo, algo que apoye su reputación como un pueblo peligroso y lleno de odio de carácter único. Ni tampoco han tenido alguno la perspicacia de leer las escrituras judías, que están llenas de largas narrativas de intrigas, crimines, y amorosamente tendido, exuberantemente atenuados odios. No, la única base histórica para el mal-renombre de los judíos fueron los crímenes de Akenatón, que fue olvidado por la historia y sólo se recordaba vagamente en el mito.
Assman incluso va más allá y sugiere que en el Siglo XIV, cuando los judíos estaban acusados de subvertir el reino Cristiano en beneficio del rey musulmán de Granada al aliarse ellos con los leprosos, no es razón suficiente para preguntar “¿Qué hay con los judíos y leprosos?” No, esto era simplemente el eco distante de los crímenes de Akenatón (p.44).
El hecho de que Assmann vea obligado a ofrecer este tipo de apologética ridícula para los Judíos antiguos es, por supuesto, la prueba de que todavía vivimos bajo la sombra del odio judío e intolerancia.
Assman luego cambia el foco hacia el antiguo cosmoteísmo. Cuando los antiguos politeístas encontraban otras religiones, no las entendían como falsas simplemente porque eran diferentes de las suyas. En lugar, ellos buscaban establecer las correspondencias entre las diferentes religiones, permitiendo mutuas “traducciones” e entendimientos.
Pero así como los lenguajes son mutuamente traducibles porque hacen referencia a una realidad en común, los antiguos politeístas podían traducir entre religiones sólo con la presunción de que eran diferentes formas de referirse a un mismo orden divino.
- Diferentes religiones pueden ser relativas para diferentes pueblos, pero el orden divino es absoluto.
- Diferentes religiones son varias, el Uno absoluto está más allá de todos los nombres.
- Dado que los nombres divinos son varios y relativos, el Uno absoluto está más allá de los nombres.
- Dado que todas las formas de manifestación son relativas, el Uno absoluto está oculto.
¿Cómo el absoluto oculto se relaciona con el mundo de la manifestación? Él es su causa o creador, pero no un creador trascendente, como el dios judío, sino un creador inmanente que ocupa, impregna, y sostiene el mundo de la pluralidad como el alma lo hace en el cuerpo. Entonces dioses es tanto uno y todo – el griego “hen kai pan.”Entonces todo puede ser referido como “dios o naturaleza” – el Latín “deus sive natura” – dependiendo de si uno se enfoca aspecto oculto, creativo, absoluto, unitario (dios) o en su aspecto manifestado, creado, relativo, diverso (naturaleza).
Assmann da dos ejemplos del panorama cosmoteísta de la antigüedad tardía.
Primero, la oración de Lucius a Isis en su libro 11 de Apuleo “El Asno de Dorado” y la respuesta de la diosa, en cual ambos listan los nombres de la Reina del Cielo como es llamada por los diferentes pueblos del mundo. Pero ella si acierta que su “verdadero nombre” (verun nomen) es Isis, entonces terminando de forma corta en un innombrable “uno” – que sería, por supuesto, más allá de la distinción entre dios y diosas. Aunque Apuleo presenta el sincrético culto de Isis de la antigüedad tardía, Assmann nuevamente muestra que tal sincretismo tiene fuentes auténticamente egipcias, citando un texto egipcio del V siglo a.C., antes de la conquista de Macedonia.
El segundo ejemplo es la idea de la antigüedad tardía del “Ser Supremo”, que comprende a todos los seres divinos pero es preeminentemente llamado por los nombres diferentes deidades soberanas, principalmente Zeus, Serapis, Helios…. Y Yahweh (Iao). Este gesto ecuménico hacia el dios judío no fue, por supuesto, correspondido por los judíos, quienes correctamente lo percibieron como una negación cubierta de una de las características esenciales de Yahweh, es decir, su afirmación de ser el único y verdadero Dios. Por lo tanto, el Ser Supremo sincrético era sólo Yahweh de nombre.
Aunque las ideas cosmoteístas son principalmente conocidos a través de los textos Grecorromanos de la antigüedad tardía, Assmann muestra que ellos son una precisa transmisión de ideas egipcias mucho más antiguas. En la forma del Corpus Hermeticum, ellos regresaron a Europa en el Siglo XV junto con los escritos de Platón, ayudando a encender el Renacimiento. En el Siglo XVII y XVIII, ellos fueron asociados con el deísmo y el panteísmo de Baruch Spinoza y tuvieron una inmensa influencia en el Iluminismo y el Romanticismo.
Es raro para Assman seguir su sumario de registros antiguos del éxodo con una discusión del cosmoteísmo. ¿Por qué estos tópicos pertenecen al mismo capítulo? Al final del capítulo, sin embargo, Assmann explica que el entendimiento del cosmoteísmo provee razones muy sólidas de porque “el poder antagonistico de las contra-religiones como el Judaísmo y el Cristianismo fue tan resentido por los intelectuales paganos”. (p. 54).
El monoteísmo bíblico fue visto con horror porque golpeaba en las raíces de los más grandes logros intelectuales y políticos de la antigüedad pagana: cosmoteísmo y sus implicaciones prácticas, pluralismo religioso y ley internacional.
Debido a que diferentes religiones todas refieren al mismo orden divino, todas ellas pueden ser respetadas. Todas son verdad, ya que refieren a la misma verdad. Sólo que lo hacen de diferentes maneras, asi como diferentes lenguajes usan diferentes palabras para las mismas realidades. Estas diferentes formas de acercarse a lo divino en realidad no son, sin embargo, “meramente humanas”. Ellas también son expresiones de la creación divina, acomodándose a sí misma en la pluralidad de diferentes pueblos y tipos – que son expresiones de la creación divina también. Entonces los antiguos no simplemente “toleraron” (sufrieron) el pluralismo religioso como una maldad necesaria. Ellos lo podían abrazar como un bien positivo.
Las implicaciones principales del cosmoteísmo antiguo son la tolerancia religiosa y la ley internacional, dado que la idea de un orden divino común puede armonizar los pueblos incluso entre diferentes religiones y naciones que los dividen y los oponen. El monoteísmo bíblico, sin embargo, les niega la verdad de otras religiones y busca suprimirlas. Y dado que el monoteísmo bíblico no reconoce un orden divino común detrás de todas las religiones, no puede apelar a este orden como una fundación de acuerdos internacionales. Este orden no es, por supuesto, la única fundación posible para tales acuerdos, pero ciertamente ha ayudado a diferentes pueblos a establecer amigables relaciones en un tiempo de constante guerra universal y lucha. Este orden divino común no es, por ejemplo, el mismo que la idea de orden natural o derecho natural, pero ellos son análogos. Para el islam, que no reconoce la idea de derecho natural, la paz puede aparece sólo a través del sometimiento a la ley islámica (conversión o dhimmitude)
Por lo tanto, después de culpar a Akenatón y absolver a los judíos por anti-semitismo, Assmann explica porque los antiguos politeístas tenían razón para tener miedo al monoteísmo bíblico. Este es un patrón con Assmann: el linealmente reniega conclusiones semíticamente incorrectas mientras tranquilamente construye argumentos sellados al vacío para ellas.
Nota del traductor: Las números de página de las citas corresponden a la versión en inglés utilizada por Greg Johnson.
Notas%20sobre%20Mois%C3%A9s%20el%20Egipcio%20de%20Jan%20Assmann
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