¿Es Decadente el Purismo Racial?

Oswald Spengler, 1880 - 1936 [1]

Oswald Spengler, 1880–1936

3,327 words

Traducción por A. Garrido

Enlace original [2]

Aquellos que hablan demasiado sobre raza, ya no tienen ninguna”.–Oswald Spengler

Recientemente he pasado una buena cantidad de tiempo releyendo al gran Oswald Spengler: para ilustración general, pero también con un ojo para criticar sus enseñanzas sobre raza, que a la primera lectura me parecieron confusas, bizarras, y peligrosas. Para mi gran sorpresa, sin embargo, he llegado a ver mucho sentido y verdad en la visión de Spengler.

Raza Biológica

Aunque Spengler habla despectivamente sobre el Darwinismo, no niega que la raza sea un fenómeno biológico. Para Spengler, las razas son familias ampliadas, personas que comparten la misma “sangre” (i.e., genes). Spengler incluso habla de una raza como un vasto cuerpo colectivo de individuos a través de los cuales circulan los mismos genes.

Pero Spengler niega que la biología sea todo lo que haya en la raza. Raza, resulta, tiene también aspectos psicológicos y culturales.

Al igual que los Darvinistas, Spengler cree que las razas biológicas son mutables. Ellas cambian con el tiempo. Según Spengler, la principal fuerza que da forma a las razas es el “paisaje”, i.e., el entorno. Esto es coherente con el punto de vista biológico de que una raza distinta emerge cuando una población humana es aislada y sometida a condiciones medioambientales únicas. Estas condiciones seleccionan ciertas variaciones genéticas. Entonces estas variaciones se extienden a lo largo de toda la población a través de endogamia. (Si existen barreras para reproducirse entre diferentes partes de la población, entonces múltiples nuevas razas o subrazas emergerán).

Donde Spengler se aparta de la biología es en su creencia de que el paisaje puede dar forma a una población independiente del cambio genético, y que diferentes razas, cuando son situadas en el mismo paisaje, convergerán en sus rasgos sin mezcla genética. Incluso Spengler se refiere a las falsas y probablemente fraudulentas afirmaciones de Franz Boas de que en Estados Unidos, la descendencia de diferentes estirpes raciales europeas tuvo rasgos biológicos convergentes que fueron sólo producto del entorno. Pero ninguna de las conclusiones de Spengler sobre la raza depende de estos falsos supuestos, que pueden ser suprimidos sin cambiar su punto de vista general.

Raza Psicológica

¿Qué es la raza “psicológica”? A menudo Spengler habla de “tener raza” y ser “de raza”. Pero tener raza no es simplemente tener ciertos genes. Es una cuestión de tener cierto sentimiento: un primitivo, vital impulso de propaga a uno mismo. Es el impulso de inmortalizar a uno mismo a través de la propia progenie. En Años Decisivos, Spengler escribe:

La mujer de raza no quiere ser «compañera» o «amante», sino madre; y no madre de un solo hijo como juguete y entretenimiento, sino de muchos. El instinto de las razas fuertes habla a través del orgullo por la abundancia de hijos, a través del sentimiento que la esterilidad es la maldición más dura que puede caer sobre una mujer y, a través de ella, sobre su estirpe. De este instinto proceden los celos ancestrales con los que una mujer intenta quitarle su hombre a otra para tenerlo como padre de sus hijos. Los celos ya más espiritualizados de las megalópolis… delatan ya la extinción del instinto de perduración de la raza; un instinto que ya no puede ser despertado con discursos y escritos. … El hombre quiere tener hijos capaces que en el futuro continúen y hagan crecer su nombre y sus logros más allá de su propia muerte, así como él mismo se siente heredero de la fama y de las acciones de sus antepasados. Ésta es la idea nórdica de la inmortalidad y estos pueblos jamás conocieron otra. Sobre esta idea descansa su inmenso anhelo de fama; el deseo de realizar una obra y perdurar en ella entre las generaciones futuras; de ver su nombre perpetuado en el mármol de una estatua o, al menos, de quedar honrosamente en la memoria de los descendientes (Oswald Spengler, Años Decisivos, Parte Uno: Alemania y La evolución histórica mundial, trad. Charles Francis Atkinson [New York: Alfred A. Knopf, 1934], 220–21).

Este sentimiento de raza no es “conciencia racial”, i.e., conciencia de pertenecer a una determinada raza. El sentimiento de raza mira hacia delante. La conciencia racial mira hacia atrás. El sentimiento de raza nos impulsa a crear nueva vida. La conciencia racial es simplemente conciencia de la vida que ya ha sido creada, la vida que ha sido entregada a nosotros. El sentimiento de raza es la agitación de la misma fuerza creativa en nosotros mismos.

Raza y Cultura

¿Cómo, entonces, es la raza también “cultural”? Si la raza es un cuerpo colectivo que existe y se propaga a sí mismo a través de cuerpos individuales, una cultura es una mente colectiva que existe en y a través de mentes individuales, propagándose a sí misma mediante el lenguaje.

La raza da forma y limita a la cultura. Pero una vez que la cultura surge, se devuelve y remoldea su sustrato racial a la luz de ideas que no son dictadas por la biología. Estas ideas incluyen concepciones de belleza y aptitud que guían la selección de las parejas, mitos y creencias religiosas que regulan el comportamiento sexual, ideales morales que promueven la propagación de ciertos tipos, etc.

La selección cultural puede ser eugenésica, disgenésica, o ambas, pero si es ejercida por un período de tiempo suficientemente extenso, puede producir poblaciones humanas tan variadas como diferentes razas de perro.

Cambio de la Raza

Spengler pone mucha importancia en la mutabilidad de las razas.

Él niega lo que podría llamarse “Platonismo de raza”, a saber, la idea de que las razas son tipos inmutables que están más o menos bien-conformados por individuos particulares. Para Spengler, una  raza es sólo una colección de individuos con sangre común. Si una raza puede ser comparada con un organismo colectivo, este organismo no existe más allá de sus miembros individuales. En cambio, existe sólo en y por medio de ellos.

Spengler también niega lo que puede llamarse “Tradicionalismo de raza”, la idea de que en un pasado distante, existió una súper-raza divina, que desde entonces declinó debido a su mestizaje con razas inferiores, transgresiones espirituales, o ambas.

El Platonismo de raza ve cada organismo viviente concreto como un reflejo imperfecto de su arquetipo ideal. El Tradicionalismo de raza ve todo cambio como una degeneración. Ambos puntos de vista ven al cambio como metafísicamente inferior a la perfección atemporal, y los Tradicionalistas piensan que a medida que el tiempo pasa, por lo general las cosas van de mal en peor.

Pero si el Platonismo de raza y el Tradicionalismo de raza son falsos, entonces el cambio no es necesariamente algo malo. La vida es cambio constante, y estasis – incluso la perfección congelada – es muerte.

Conozca a la familia [3]

Conozca a la familia

Desde el punto de vista de Spengler, una raza sólo es un grupo de individuos en constante cambio que comparte los mismos rasgos genéticos en un tiempo determinado. Pero esos rasgos no son eternos ni tampoco permanentes. (Eso sólo sería una disimulada, inmanente forma de Platonismo, i.e., Aristotelismo). Los rasgos genéticos también cambian con el tiempo. Esto significa que si vamos atrás lo suficiente en nuestros árboles genealógicos, encontraremos gente muy diferente a nosotros mismos.

La unidad de una raza, por lo tanto, en última instancia no está definida por la persistencia de algo que permanece inmutado en el tiempo, sino que simplemente por la continuidad de un proceso siempre-cambiante, uno de los hilos del proceso siempre-cambiante que es la naturaleza misma.

¿Preservación de la raza?

¿Qué es la preservación de la raza? La mayoría de los conservacionistas raciales responderán que consiste en mantener un cierto conjunto de genes. Esto es, por ejemplo, el núcleo del concepto de Frank Salter de Intereses Étnico Genéticos.

Pero si el punto de vista de Spengler es correcto, entonces esto es equivalente a exigir que el tiempo se detenga. Es equivalente a tomar una fotografía instantánea de un proceso en movimiento y exigiendo que ningún nuevo cambio tenga lugar.

Con todo, si una raza es un organismo colectivo constantemente cambiante, entonces la exigencia de preservarla en un momento arbitrariamente elegido es en realidad exigir que se le mate. Es análogo a “preservar” un pájaro a la edad de su belleza – disparándole y llevándolo a un taxidermista.

Cada generación de una raza está moldeada en parte por las elecciones concientes e inconcientes de sus antepasados. Cada nueva generación será ligeramente diferente, y cuando comparamos nuestros remotos ancestros y nuestros remotos descendientes, difícilmente se parecerán entre sí.

En un extremo del árbol genealógico, estarán los primitivos simiescos de 2001: Odisea en el Espacio. En el otro, puede haber algo como los macro-cefálicos, telepáticos “cabezas de trasero” de la serie original Star Trek. Pero aún serán “una” raza, una familia ampliada.

Conozca a los nietos: los Talosianos de Star Trek, “La colección de fieras” [4]

Conozca a los nietos: los Talosianos de Star Trek, “La colección de fieras”

Permitir que la historia se desarrolle es la única forma genuina de preservacionismo racial que es posible.

El falso conservacionista racial, sin embargo, decide que su generación – o alguna generación previa – es la generación “correcta” para preservar. Entonces busca aferrarse – o “volver” a – una particular fotografía instantánea o sección transversal de la vida de la raza.

Todas las generaciones anteriores a ese punto simplemente no fueron moldeadas por generaciones previas, sino que también moldean a las generaciones siguientes. Pero el conservacionista racial decide que desde cierto punto en adelante, cada generación será hecha por las generaciones previas. Pero no estarán autorizadas para a su vez hacer a las futuras generaciones. Ya no serán agentes del cambio, sino que simplemente agentes de la preservación.

¿Quiénes son ellos para cambiar algo?

Purismo Racial como Decadencia

Spengler considera ese modo de pensar como decadente. Considere el siguiente pasaje de Años Decisivos:

Pero cuando aquí hablamos de raza no es en el sentido que hoy está de moda entre los antisemitas de Europa y América, esto es, en un sentido darwinista, materialista. Pureza racial es un término grotesco considerando el hecho que desde hace milenios todas las estirpes y especies se han mezclado, y que precisamente las estirpes guerreras, es decir: sanas y promisorias, han incorporado favorablemente al extranjero cuando éste era «de raza», cualquiera fuese la raza a la que haya pertenecido. Quienes hablan demasiado de raza es porque ya no tienen ninguna. Lo que importa no es la raza pura, sino la raza fuerte que un pueblo posee.

Esto se hace visible ante todo algo evidente y elemental como es la fertilidad, la proliferación de hijos que la vida histórica puede gastar sin agotarla jamás. Según la conocida frase de Federico el Grande, Dios está siempre con los batallones más fuertes, y eso es lo que se verifica justamente en este caso. Las millones de víctimas de la guerra mundial fueron, racialmente, lo mejor de los pueblos blancos; pero la raza se demuestra por la rapidez con la que pueden ser reemplazadas. Un ruso me dijo una vez: «Lo que hemos sacrificado a la revolución lo compensará la mujer rusa en diez años.» Éste es el instinto correcto. Razas como ésa son imparables (Años Decisivos, 219-20).

Nietzschesketch [5]Siguiendo a Nietzsche, Spengler sostiene que los valores positivos y la cultura saludable son los productos de la “vida ascendente”. Los valores negativos y una cultura decadente son productos de la vida declinante.

La vida ascendente es activa, conciente de lo que puede hacer, de su poder para cambiar el futuro. La vida declinante es pasiva, conciente de lo que le ha sido hecho y que no se puede deshacer.

La vida ascendente es vital y vivificante. La vida declinante es desvitalizada y desvitalizante.

La vida ascendiente mira hacia delante y con esperanza; ella crea y abraza el cambio; persigue la ganancia en lugar de evitar la pérdida; está motivada por el amor y la pasión, no por el miedo; es belicosa, deseando arriesgar la vida por ganancias más altas.

La vida declinante mira hacia atrás, temerosa al futuro, temerosa al cambio, temerosa a la pérdida, temerosa al riesgo y al conflicto, conservadora, apestosa a senilidad, cercada por horizontes encogidos, enfriada por la muerte inminente.

La vida ascendiente está conciente del pasado, pero de manera selectiva: recuerda lo que empodera y olvida lo que no. Cuando el pasado se vuelve restrictivo, se lo sacude como una serpiente desecha una vieja piel.

La vida declinante es menos selectiva. Tiene una extensa memoria, meditando sobre los viejos errores y recogiendo viejas heridas. La vida declinante está definida por el pasado, el que acarrea como una carga cada vez mayor, como un caracol añadiéndolo a su concha sin vida incluso mientras su sustancia vital disminuye, hasta que finalmente es aplastado bajo el peso muerto.

Según Spengler, cuando un hombre sano piensa en raza, está menos preocupado de la raza que hemos sido que de la raza en que nos convertiremos. Él puede sentirse agradecido hacia sus ancestros por los dones positivos – las fortalezas – que le han legado. Él no piensa en sus errores e imperfecciones, incluso aquellas que lo marcan. Basta con ser conciente de que no eran perfectos, que hay espacio para mejorar. Y un hombre saludable piensa que él puede hacer mejoras. Él piensa que él puede legar más a su progenie de lo que sus ancestros le legaron a él.

Así, el hombre sano “de raza” no está preocupado de la pureza racial – definida como la preservación de cierto conjunto de frecuencias genéticas, ya sea propia o de sus antepasados. Él está contento con las buenas características que ha recibido, y le gustaría pasarlas a otros. Pero, como Spengler dice, él está más preocupado de hijos fuertes que de puros, y él no dudaría en reproducirse con una extraña si piensa que esto mejoraría su progenie.

Para Spengler, la preocupación sobre la pureza racial es un signo de decadencia racial, de pérdida de vitalidad racial. El purista racial mira al pasado, no al futuro, porque no tiene en sí mismo la vitalidad necesaria para crear un futuro. Él es definido por el pasado y siente que no tiene el poder o el derecho para cambiarlo, sólo repetirlo (o hablar sobre repetirlo, e impulsa a otros a repetirlo).

Como Spengler escribe: “Quienes hablan demasiado de raza es porque ya no tienen ninguna”. Esto significa que las personas que más hablan sobre reproducción hacen lo mínimo. Y, Spengler podría añadir, que eso es algo bueno. Deje que las ramas estériles resuenen en el viento todo lo que quieran, mientras nos libren de su fruto marchito.

Nacionalismo Blanco: ¿Un movimiento degenerado?

spenglergrave [6]A menudo los puristas raciales afirman que su oposición intelectual al mestizaje es simplemente un “instinto” saludable. También afirman que hay algo biológicamente enfermo en los instintos de mestizaje.

Spengler piensa que lo cierto es todo lo contrario. Él predijo que aquellos que intelectualmente se oponen al mestizaje y abogan por la pureza racial y preservación serían, en promedio, menos viriles, menos fecundos, y menos mental y físicamente saludables que la persona promedio, incluso que el mesticista promedio.

Basado en diez años de experiencia en el movimiento nacionalista blanco de Estados Unidos, tengo que decir que la predicción de Spengler es absolutamente correcta. El Nacionalismo Blanco en Estados Unidos es un movimiento mayoritariamente degenerado, y no me eximo a mi mismo de este juicio.

¿Pero qué significa esto exactamente? Significa simplemente que, desde el punto de vista de la vitalidad biológica, un hombre blanco que predica la pureza racial pero que no tiene hijos es menos saludable que un hombre blanco que elige tener hijos con una mujer no-blanca.

Esto no significa que el nacionalista blanco está equivocado en sus convicciones sobre biología y política. No significa que, de un punto de vista eugenésico, los blancos tengan algo que ganar mezclándose con otras razas. (De hecho, creo que no).

Personas decadentes pueden estar en lo correcto, y personas saludables pueden estar equivocadas.

Pero hay mucho más en política que simplemente estar en lo correcto.

Y desde el punto de vista de la política práctica, nosotros nacionalistas blancos necesitamos echar una buena dura mirada a nosotros mismos. ¿Puede semejante movimiento degenerado ganar?

¿Debería ganar? Por el bien de todo lo que es santo, ¿no deberíamos querer mantener a los chiflados de nostalgia podrida lejos de cualquier poder sobre el futuro de la vida, no sea que asesinen y momifiquen a la raza en su afán de preservar la pureza?

¿Vitalizando al Nacionalismo Blanco?

¿Cómo luciría un Nacionalismo Blanco vitalizado?

Aquí es donde entran las opiniones de Spengler sobre cómo la cultura moldea a la raza. También me inspiro en los ensayos de Michael O´Meara sobre mito y política en su Towards the White Repúblic [7], Learning from the Right [8] de Alex Kurtagic y ensayos relacionados.

Los nacionalistas blancos aman los hechos aleccionadores, así que empecemos con uno. El movimiento nacionalista blanco, que busca la salvación de la raza más bella y talentosa de la naturaleza, es menos capaz de motivar actividad en el mundo real que Star Trek, un tonto pero entretenido conjunto de películas y programas de televisión sobre liberales multirraciales y mesticistas que viven en loncheras, vestidos en pijamas, y vuelan alrededor de la galaxia predicando nobles bobadas hipócritas sobre tolerancia, pluralismo y diversidad.

Incluso si corregimos las diferencias en el tamaño de las audiencias, los Trekkies logran más en el mundo real que un igual número de nacionalistas blancos.

¿Por qué? No tiene nada que ver con idealismo. Ambos movimientos son altamente idealistas. Tiene que ver con vitalidad animal. A pesar de toda su estupidez, hay algo en Star Trek que motiva la acción humana y creatividad – que se nutre de pura vitalidad animal – mejor que el Nacionalismo Blanco.

El Nacionalismo Blanco hoy en día es conservacionista: mirando hacia atrás, desvitalizado, decadente y sombrío. Star Trek es progresivo: mira hacia delante, optimista y esperanzador (asquerosamente).

orlando-bloom-lord-of-the-rings [9]Con esto en mente, pregúntese ¿quién tiene más probabilidades de preservar la raza blanca: (1) el actual movimiento nacionalista blanco, o (2) un grupo de chiflados que, tomando a Tolkien como su Biblia, deciden que mediante la eugenesia, van a moldear a cada generación sucesiva de su progenie más cercana al arquetipo de los elfos: la raza más justa y sabia?

Los elfos lo tienen. ¿Por qué? Porque, un chiflado pensó que puede ser, que crear una raza de elfos capture la imaginación y movilice la vitalidad humana mucho mejor que las oscuras predicciones sobre la creciente ola de color.

Un movimiento nacionalista blanco vital sería un fenómeno utópico, progresista, eugenésico mítico-cultural. No se fundaría en estudios empíricos sobre cómo la raza influye en la cultura. No se propagaría a sí mismo a través conferencias académicas o estudios de política. Se fundaría en un gran mito cultural creativo, formador de raza, propagado mediante arte y religión, que cautiva y moviliza a todo un pueblo (no, no tengo uno a mano).

katelotr_l [10]Estaría menos preocupado sobre la raza que fuimos o de la raza que somos que de la raza que podemos llegar a ser. No meditaría sobre si los finlandeses, armenios o sicilianos son suficientemente blancos. No se obsesionaría con uno que otro judío o amerindio en la ascendencia de alguien, mientras él o ella haga una contribución neta a la raza que vendrá. (No, esto no es una defensa especial de mi parte). Además, con el tiempo, seremos capaces de simplemente editar el indeseable código genético, aunque espero que estemos más preocupados de las perfecciones que podemos escribir.

Lo más importante, un movimiento nacionalista blanco vital debería exigir a sus líderes que prediquen con el ejemplo, casándose sabia y fructíferamente. No, el movimiento no debería y no puede alejar a la gente talentosa que tiene la desgracia de no querer o no poder reproducirse. Pero el movimiento debería definitivamente tener una jerarquía, y cualquiera que quiera llegar a la cima, necesita hacer más que hablar sobre un futuro para los niños blancos. Él necesita contribuir con niños blancos para el futuro.

De “El Observador Occidental”, 10 de Julio, 2010.