Entrevista sobre Dominique Venner

venner_rosas [1]948 words

Traducido por Francisco Albanese

English version here [2]

Thomas Ferrier: Martes 21 de Mayo a las 2:40 p.m. en el mismísimo altar de la catedral de Notre Dame de París, el historiador Dominique Venner, autor de Cœur Rebelle [Corazón Rebelde] (autobiografía), una biografía de Ernst Jünger [3], Histoire et tradition des européennes: 30,000 ans d’identité [4] [Historia y tradición de los europeos: 30.000 años de identidad], Le Siècle de 1914 [5] [El Siglo de 1914], Le choc de l’Histoire [6] [El Choque de la Historia], etc. . . . y también editor de la revista Nouvelle revue d’Histoire [Nueva Revista de Historia], finalizó sus días.

Guillaume Faye: La noticia fue un shock. Instantáneamente, la muerte voluntaria del nacionalista japonés, Mishima, vino a la mente. Primero que todo, al inmolarse en Notre Dame, Venner intentó reapropiar el santuario cristiano a uno pagano. Inmolarse sobre un altar cristiano como si fuera un receptáculo de sangre en el modo capitolino o délfico es algo hecho por primera vez en la historia. Venner quería aturdir a sus contemporáneos con este gesto. Al principio pensé “¡qué lástima!”. Venner deseaba concluir su vida por su propia voluntad, para organizar su “caída”, tal como dirían los guionistas y escritores. No dejar la muerte en las manos del destino, sino de la elección. Elegir un final y darle un significado. La ética romana de Régulo en su oscuro esplendor. Fiat mors tibi. Tu muerte te pertenece; inclusive, los dioses no deciden, porque el pagano es un hombre libre. El opuesto absoluto del pagano es el seguidor del Islam, es decir, de la sumisión.

TF: ¿Qué opinas del hombre, su trabajo, sus ideas, y cuál crees que es la mejor lección para aprender?

Guillaume Faye: Escribí un largo texto sobre este tema como también un tributo fúnebre a Venner, “La muerte de un Romano”, que envié a Roland Helie para que lo subiera a internet. Me referiré a él. En 1970, Venner fue quien me introdujo en el círculo identitario de la resistencia europea, por usar una frase poco común. No diré más. Respecto a su trabajo e ideas, me parece que decidió aproximarse a las cosas desde una perspectiva histórica e indirecta, más que la estrategia polémica y políticamente directa de su juventud. Sin embargo, su mensaje final es bastante claro cuando se lee sinceramente: Venner se rebeló contra la destrucción de la identidad étnica europea. Y el trató de resolver sus propias contradicciones.

TF: ¿Piensas que su gesto debería ser visto como un acto de desesperación o un acto político, o ambos?

Guillaume Faye: Es muy difícil estar dentro del pellejo de un hombre que se suicida. Hay necesariamente una mezcla de motivaciones internas y causas externas. Sin embargo, podemos dar un significado político a su desesperanza (las causas de la cual son complejas). En esta forma, Venner siguió exactamente a Mishima. Pero es vergonzoso y despreciable interpretar –o peor, parodiar– tal acción, como lo hizo Femen. El suicidio es un misterio. En las religiones de la salvación (para las cuales el suicidio es pecaminoso), el martirio reemplaza al suicidio; pero eso es otro debate. En el Islam, el martirio, en la forma de un sacrificio que mata enemigos (e.g., los ataques terroristas), traiciona una mentalidad de paranoia perversa enlazada a una patología mental.

TF: ¿Crees que eso podría realmente servir para “despertar conciencias”, lo que formuló en la última editorial [7] de su blog? ¿Puede realmente tener impacto y, como decimos, “cambiar las cosas”? ¿Sinceramente, crees que puede conducir a una refundación política concreta como, por ejemplo, la inmolación de Jan Palach [8] en 1968?

Guillaume Faye: Es posible. Desde tiempos neolíticos, la muerte expiatoria ha tenido un denso significado para prácticamente cada pueblo, aunque esta época trata, en vano, de vaciarlo de esta dimensión. El suicidio de Dominique Venner en el coro de Notre Dame marcará un hito. No está destinado para ser un “evento” absorbido por los acontecimientos actuales, como la derrota de un equipo deportivo. Un mito será creado, en la forma de ejemplo, alrededor de esta muerte voluntaria, pero tomará algún tiempo. Venner no dañó a nadie más al suicidarse, no se explotó con un cinturón de dinamita. Interrumpió su vida, y sumergió su muerte al servicio de un mensaje. Siguió precisamente los pasos de Yukio Mishima. Ahora bien, lo que digo no es una certeza. Cada uno sigue su camino. Personalmente, nunca he considerado la idea del suicidio como un medio para transmitir un mensaje, simplemente porque la muerte interrumpe la entrega del mensaje. A menos de que pienses que lo has dicho todo…

TF: Mirando todo lo que ha ocurrido (o lo que no ha ocurrido) desde los inicios del “movimiento nacional” en el sentido más amplio, ¿no compartes la observación hecha por algunos, donde aparece cierto cinismo irónico—por ejemplo, una editorial reciente de Phillippe Randa haciendo eco de las conclusiones de Nicholas Gauthier y Alain Soral —por no mencionar el nihilismo que denunció Nietzsche? En otras palabras, su suicidio fue olvidado por los medios una semana más tarde. Ahora, más de cuatro meses después, ¿realmente “hizo algo”?

Guillaume Faye: Nuevamente, los comentarios de Randa, Gauthier y Soral están fuera de contexto, demasiado relacionados con el actualismo. Los medios de comunicación no son relevantes. La muerte voluntaria de Venner es un hecho que transciende a los medios y que serán recordados. La corriente del “movimiento nacional” no es un receptáculo apropiado. Venner buscó que su gesto trágico tuviera un aspecto histórico, no algo fugaz para los medios de comunicación. No estaba dirigido a sus amigos, ni su familia ni el “movimiento” — la tan llamada extrema derecha. Él se estaba dirigiendo a su pueblo, es decir, los Europeos, y su mensaje estaba enfocado en la preservación de su identidad étnica que actualmente está amenazada.